De portada
Pleito de Leonel y Danilo parece pelea entre comadres y no diferencias entre estadistas.
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No bien concluyó el discurso de Leonel en el que anunció su renuncia del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), vino otra alocución del presidente Danilo Medina para ripostar lo dicho por el exjefe de Estado e incluso hasta para autocalificarse como mejor presidente que su antecesor.
Es impresionante como la República Dominicana ha permanecido bajo el control de dos líderes que proyectan la idea de tratarse de una confrontación entre dos mozalbetes enamorados de la misma muchacha, pero jamás un conflicto en el que intervienen asuntos de Estado.
Ambos recurren a mentiras y verdades, pero quizás lo más impresionante de todo es como Danilo habla de que en las próximas elecciones aplastará a Leonel Fernández, como si fuera él el candidato, lo cual deja claro que Gonzalo Castillo es una especie de títere que no tiene ni derecho a la palabra.
Lo propio pasa con Leonel Fernández, cuyo partido recién formado se ajuste a sus ambiciones de gobernar a la República Dominicana no se sabe por cuántos períodos, pero que además pretende crear una dinastía en la que su mujer y su hijo también lleguen al Palacio Nacional.
La única diferencia entre ambos es que uno se apoya en sus amigos y miembros de su grupo político, mientras el otro busca en su familia la fórmula perpetuarse en el poder, lo cual no establece diferencias en el proceder entre los que quieren repartirse el pastel del Estado.
En una cosa tienen razón tanto Danilo como Leonel y es que ambos no han tenido ningún tipo de lealtad de uno para el otro, porque ellos lo han hecho y así lo dicen que ha habido traición e intentos de liquidarse recíprocamente.
Escuchar al presidente de la República decir en un discurso a la nación que él ha sido mejor gobernante que su contrincante, parece como una disputa de dos niños que se pelean porque el juguete de uno es más bonito y mejor que el del otro.
A eso se ha reducido el Estado dominicano, donde la degradación llega a niveles insospechados, constituyéndose en un verdadero problema para la sociedad dominicana que acumula grandes déficits en salud, educación y en el sistema de justicia.
¿Podría hablarse de que la República Dominicana ha avanzado con una discusión entre supuestos líderes con el nivel de lo planteado en los discursos de ambos estadistas?, cuyo mayor aprendizaje es que el país se maneja con un criterio de muchachos malcriados y con egos que provocan que uno no soporte al otro.
Es decir que en vez de utilizarse los medios de comunicación social para discutir cuestiones de alta política y de Estado, los mismos se convierten en un vehículo para promover malquerencias y resentimientos entre dos lideres que no abordan en su confrontación nada que se refiera a propuestas y a cuestiones ideológicas.
Es una diferencia que no rebasa el ego y el orgullo personal de que yo lo hago mejor que tú, lo cual nos dice que ningunos de los dos aprendió bien la enseñanza del profesor Juan Bosch que consistía en trabajar para crear una nueva y mejor República Dominicana.