El posicionamiento electoral del Partido Revolucionario Moderno (PRM) obedeció a su permanente critica a la forma en que el PLD manejó los recursos públicos, los contínuos y permanente actos de corrupción.
Tanto fue así que los perredemístas logran una cierta credibilidad en la población votante, pero la mayoría de la gente no sabe de su comportamiento, de sus niveles de improvisación, de su poco compromiso con los sectores más sanos de la sociedad.
El PRM carece de disciplina y sus miembros no tienen ninguna formación, en realidad no son políticos, sino ¨¨vividores¨¨, que cuando se encaraman en la administración pública actúan igual como los que han sido sacados por su mal comportamiento.
Hace apenas seis meses que se encaramaron en el poder y ya no hay como defenderlos, han ido de escándalo en escándalo, con el agravante de que no escuchan a nadie, ya se creen dueño del Estado como se lo creyó el PLD.
Es algo que para creerlo hay que verlo, hay que vivirlo, pero las cosas son tan preocupantes que los funcionarios perremeístas no tienen comunicación entre sí, unos no les devuelven las llamadas a los otros, porque ese problema es parte de su falta de visión.
Todo indica que sus días están contados en el poder, porque además quieren hacer lo mismo que aquellos que pretendían llevarse el Estado para el patio de sus casas y que al final han salido de él profundamente desacreditados.
A esta falta de comunicación se ha sumado prácticamente todo el que ha sido designado en cualquier carguito público, no importa que sea de quinta o de sexta categoría.
Un ejemplo muy contundente del engreimiento de los perremeistas es el ministro de Educación, quien en estos momentos está envuelto en un escándalo con perfiles muy parecidos a los que se producían en el Gobierno de Danilo Medina y quien parece haberse encerrado en sus propios intereses.
Es un cuadro que cada día preocupa a la gente por las grandes limitaciones que tiene la República Dominicana en lo que respecta a su clase política, donde ya no hay credibilidad y que en tal virtud se impone que en el país se cree una propuesta nueva, fresca, que permita que se produzca un cambio verdadero.
Mientras la República Dominicana ya sufre una gran decepción del comportamiento de los perremeistas, no se ve claro que ocurrirá con el país, ya que todo se encarece y se complica ante una indiferencia de los que tuvieron la suerte de ser escogidos para el control del Estado dominicano y trillar su futuro.
Lo grave de todo esto que son muchos los que están afectados del síndrome de la irresponsabilidad y la falta de visión de que carece el PRM, como por ejemplo el presidente del Senado, Eduardo Estrella, quien tiene un aire de grandeza que le impide bajar hasta la gente que le dio su voto.
Hoy ignoran a todo el mundo y a esa falta de visión política se han sumado prácticamente todos los que dirigen los partidos que no son más que nidos de ¨¨vividores¨¨ y aprovechadores que muy difícilmente llegarán a algún lado, a menos que no sea como visagra de los más grandes, que hoy por hoy más que organizaciones para servirle a la gente, constituyen empresas comerciales que les deja a sus fundadores grandes beneficios económicos.