La comisión bicameral que estudia el proyecto de nuevo Código Penal acaba de tomar las mismas decisiones que si se hubiera reunido en el Congreso Nacional, cuya única diferencia fue una inversión económica del Estado para llegar a las mismas conclusiones.
Nueva vez se confirma que los intereses pesan más que las supuestas buenas intenciones de algunos legisladores que proclaman que desean que los resultados sean diferentes en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República.
Es que en el Congreso Nacional sólo tiene cabida lo que está asociado a los intereses de los grupos fácticos, los riferos, los gaseros, así como del crimen organizado.
De manera, que pretender que el Congreso Nacional se interese por la mejoría de la democracia es una quimera que sólo pueden creer en eso los tontos, los que viven en otro mundo.
Ahora una excusa fue que el proyecto del Código Penal se discutiera fuera del edificio que aloja a ambas cámaras, más bien en un resord de La Romana, pero los resultados han sido los mismos, porque para usar una expresión muy popular la fiebre no está en la sábana, sino en el enfermo.
No son pocos los que se oponen a un Código Penal diferente, ya que los partidos políticos tienen muchas deudas económicas, legales y sociales con el pueblo dominicano.
No es verdad que los partidos políticos, responsables de los grandes males de la sociedad dominicana, van a propiciar amolar cuchillos para su propia garganta.
Que nadie se llame a engaños, sobre todo después de las acciones del Ministerio Público en contra de la corrupción y del bajo mundo, cuyos intereses están fuertemente asentados tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República.
El aprendizaje una vez más es que los ciudadanos deben asimilar lo que ocurre ahora con el proyecto del Código Penal para que su voto lo administren desde una perspectiva de defensa de los intereses de sus familias y de la sociedad en general.
La vulgaridad de la conducta de los diputados y senadores es, sin lugar a dudas, una de las peores desvergüenzas que ha sufrido el pueblo dominicano.
No hay forma de que prospere una reforma en favor de la democracia y del mejoramiento del ordenamiento jurídico nacional, sino todo lo contrario, porque no es verdad que un diputado o senador comprometido con el crimen organizado va aprobar ningún proyecto que perjudique esos intereses.