La República Dominicana ha vuelto con intensos apagones que trastornan la vida de todos los dominicanos, sobre todo en una época en que el país está azotado por una ola de calor que hace insoportable hasta la existencia.
La deficiencia retrata de cuerpo entero a un Estado que no está en capacidad de resolver los problemas más elementales de la sociedad, el cual luce muy salpicado por la corrupción y la politiquería.
Los apagones han sido muy difíciles, por no decir insoportables, para los dominicanos, que tienen que observar cómo determinados grupos privados se llevan una buena parte del endeudamiento externo del país en el sector energético sin que se vislumbre una solución al problema.
Es una carga muy pesada, porque amén de las molestias que provoca el sofocante calor, también se agrega el hecho de que cada hogar del país tiene que recurrir a dotarse de plantas eléctricas e inversores para poder sobrellevar sus vidas, lo cual implica un aumento de los impuestos informales que se les aplican.
La deficiencia de energía eléctrica también impacta de manera muy importante el aparato productivo nacional, cuyas consecuencias ponen en peligro el nivel de competitividad y la seguridad alimentaria de la nación.
Tan dramático es el problema que una persona que no se dote de un aire acondicionado y los más pobres por lo menos de un abanico, están condenados a días y noches endemoniados por un calor propio del peor de los infiernos.
El dominicano vive en estos momentos en medio del dilema de si enciende su aire acondicionado aunque muera de un infarto cuando llegue la factura o dejar que se le pare el corazón y que se les destruyan los riñones como consecuencia del agobiante calor.
Es una condena que se parece mucho a la situación que vivieron miles de personas en las torres gemelas de Nueva York, ya que luego de que aviones piloteados por terroristas impactaran esas edificaciones no les quedó otra opción que lanzarse al vacío o morir devorados por el incendio.
De manera, que su único camino era decidir cómo querían morir, si quemados o explotados en el pavimento al lanzarse del noveno o cien piso.
Exactamente esa es la realidad de los dominicanos, donde se habla de la construcción de una planta a carbón sobre-evaluada y salpicada por la corrupción que imposibilita al Estado para jugar su rol social.
El calor insoportable que vive el país es una de las causas de la ola de violencia que hoy ubica a la República Dominicana como uno de los peores en este sentido en el mundo, lo cual explica que cualquier conductor esté lleno de irracionalidad y dispuesto a matarse con el primero que encuentre en el camino.
La temperatura alta que hoy golpea severamente a la República Dominicana también tiene que ver con la irresponsabilidad con que los políticos manejan el país, ya que el parque vehícular existente en todo el territorio nacional provoca una contaminación ambiental con efecto invernadero que atenta en contra de un clima más agradable.