Causas asesinatos mujeres San Pedro de Macorís son sólo algunos de males que adolece Ministerio Público.

Los feminicidios más escandalosos que ha vivido el país en los últimos meses es solo la salida a la superficie  de la parte mas sensible que padece el sistema de justicia en la República Dominicana y muy específicamente el Ministerio Público.

El asesinato de dos  mujeres por parte de sus compañeros sentimentales es una parte, no sólo de la corrupción  y de la deficiencia del órgano que tiene como misión perseguir el delito y el crimen, sino de lo podrido que está el sistema, ya que sólo los casos repercuten a nivel nacional y se vuelven mediáticos cuando se trata de crímenes horrendos como el de Anibel González y Juan Domínguez.

Sin embargo, el problema con el Ministerio Publico y la judicatura es peor de ahí y se reproduce cada día, sin que existe la más mínima posibilidad de que se puede producir una reacción por parte de las principales instancias del poder.

Un ejemplo oscuro y preocupante es lo que se produce en el Distrito Judicial de Santiago, donde el Ministerio Público y los jueces son cómplices del crimen  y el delito, por lo que a las víctimas se les hace prácticamente imposible mover los fiscales para perseguir los robos con violencia que se producen cada  día y otros tipos de delitos.

El problema es tan grave que muchos sectores en el país, pero muy especialmente en el Distrito Judicial de Santiago, consideran que  colapsó el estado de derecho, cuyos miembros del Ministerio Público no solo tienen atada a la Policía Nacional, sino que han inhabilitado todo el sistema.

La actitud irresponsable de los fiscales y los jueces del Distrito Judicial de Santiago estimula el delito y el crimen, pero además la vía de hecho, porque son muy pocas las victimas que creen en ellos, lo cual provoca que una gran cantidad o la mayoría  de querellas presentadas sean enviadas a archivo definitivo en violación de la normativa procesal.

Es hasta penoso ver como personas que son víctimas de robos con escalamiento y violencia, así como de atracos a mano armada, pasan toda una noche para presentar una denuncia o querella en el centro de recepción de las mismas  y todo se queda en un simple papel que no sirve para nada porque no hay forma de movilizar a los fiscales y a la Policía Nacional.

Por esta razón lo ocurrido en San Pedro de Macorís es sólo una parte del problema, aunque sin duda la más sensible, pero el problema tiene un alcance mucho más profundo porque los demás casos no tienen la envergadura del asesinato de una mujer  por violencia de género, que por la frecuencia del fenómeno ha merecido una atención especial.

En la República Dominicana nadie puede hablar de logros, mucho menos en el sistema de justicia, porque el país se encamina a convertirse en tierra de nadie, porque todo tiene un precio y triste del que no tiene para pagar.

Lo más penoso del hecho es que los escándalos vienen y se van, pero los peores se mantienen en el silencio que genera la corrupción que abarca todas las instancias de la sociedad dominicana, lo cual convierte la nación en prácticamente invivible.