SANTO DOMINGO. La Iglesia Católica Dominicana ha bajado el tono y la fuerza enérgica que por años caracterizó la carta pastoral y los mensajes de los obispos, donde critican, fijan posiciones y cuestionan los males sociales del país.
Si bien es cierto que las últimas reflexiones de los católicos tocan los problemas fundamentales de la nación, las mismas se hacen manteniendo los criterios conservadores que predominaban en la religión hasta la llegada del papa Francisco. El Sumo Pontífice trajo consigo aires de reformas, y ha sido calificado como un hombre de mucho coraje, pues trata sin titubeos espinosos temas, de los cuales habla de manera abierta.
En el 2011, los cables publicados por Wikileaks, daban cuenta de la gran influencia de la Iglesia Católica dominicana y de cómo utilizaba su peso social para denunciar los problemas y hacer duras críticas. Destacaban, además, su gran influencia y penetración en la mayoría del pueblo, que según las encuestas la señalaban como una de las instituciones con mayor credibilidad.
En esa oportunidad, las opiniones no distaban mucho de lo que se pensaba de la iglesia en 1960, cuando los obispos dieron a conocer su primera Carta Pastoral con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia. En ese entonces los purpurados lanzaron fuertes críticas al dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, al denunciar detenciones masivas y una ola de represión contra la juventud dominicana.
Según el sociólogo y filósofo César Cuello, el bajo tono de los mensajes y la carta pastoralestarían sujetos al temor de comprometerse y a tomar partido en los problemas, especialmente en lo relativo a la corrupción, violencia e inseguridad.
“Aunque mantienen una posición muy tímida y tibia, me parece que es un poco para poner distancia dentro de los que son esos sectores más radicales que están pidiendo compromisos de la jerarquía”, apuntó.
A su juicio, resulta extraño que el papa Francisco tenga posiciones muy progresistas y las bases de los obispos no se suman a ella. Recordó que en décadas pasadas la iglesia dominicana tuvo un momento progresista, pero la tendencia actual es el conservadurismo.