Opinión
Los Partidos Políticos: Un negocio al por mayor y al detalle.
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Por José Cabral
La partidocracia, lamentablemente, no es evaluada en toda su dimensión, porque incluso es la responsable de que hoy el país sea no viable, donde sus valores cívicos y democráticos prácticamente han desaparecido.
Esta desgracia nacional, la cual no puede merecer otro calificativo, sólo es criticada cuando aquellos que lo hacen no son incluidos en la repartición del pastel del Estado a través del imponente clientelismo que hoy arruina las buenas intenciones de salvar la nación de los malos dominicanos.
Sin embargo, son muchos los que tienen muy buenas intenciones, pero que la cultura del individualismo no les deja avanzar, sobre todo donde la mayoría hace filas para incorporarse a la repartición del patrimonio público, ya sea a través de un cargo en el gobierno o sencillamente mediante cualquier otra vertiente que le permita salir de su condición de precariedad económica en que vive.
Una modalidad descubierta ahora por muchos dominicanos es dedicarse a crear un partido político con personalidad jurídica para entonces negociar desde una mejor posición con los que controlan el Estado o que juegan un papel de primer orden en el escenario nacional, pero además para garantizar un ingreso económico que se maneja desde una perspectiva muy personal como son los fondos que otorga la Junta Central Electoral a los mismos.
Por esta razón, en los últimos tiempos ha surgido un interés poco común de colectar firmas o inventárselas para buscar el reconocimiento que disponen las leyes del régimen electoral y de esa manera negociar de forma ventajosa con los partidos tradicionales que se dedican a comprar a los más pequeños para vender la percepción de que tienen un gran apoyo popular.
En estos momentos el país tiene alrededor de 27 partidos reconocidos y algo más de 40 que buscan su reconocimiento, cuya mayoría, por no decir prácticamente todos, sin el menor interés de que el país salga del atolladero en que se encuentra.
Todos los que se dedican a buscar el reconocimiento de esos partidos políticos carecen, no sólo de estructuras, sino también de la menor idea de cuáles son los mejores intereses de la nación, ya que sólo se trata de contar con un instrumento para negociar con aquellos que se han apropiado del patrimonio nacional para fines grupales, personales o familiares.
Un detalle de este fenómeno es que la mayoría de los que han creado partidos para fines de reconocimiento y beneficiarse del dinero del pueblo entregado a través de estos mecanismos, son reverendos, es decir, personas vinculadas a las iglesias protestantes.
Es un asunto tan delicado y complejo que seria bueno que se haga un estudio del fenómeno para tener una idea de cómo se mueve y hacia dónde se dirige la sociedad dominicana.
Los partidos se venden o se compran por paquetes o sencillamente de manera individual, de cuyo ejemplo hay mucho por donde evaluar.
Se trata, de verdad, de un negocio al por mayor y al detalle, en el cual lo menos que se observa es un comportamiento ético.
La realidad es que estos movimientos con el interés de crear partidos políticos para incursionar en el mercado del clientelismo nacional, es un fenómeno que habla muy claro del futuro de un país que cada día que pasa aumenta la amenaza que se cierne sobre él para su total disolución.