Los Perros Realengos Constituyen una de las más Grave Amenazas para la Salud Humana

Por Elba García

Las condiciones en que viven los perros realengos es una expresión de una sociedad donde tampoco tienen valor los seres humanos, los cuales son victimas de estos animales que viven en las calles y que son transmisores de una serie de enfermedades que contagia a la gente.

En la República Dominicana  hay alrededor de 90 mil perros realengos, es decir uno por cada 10 habitantes, la mayoría de los cuales están concentrados en Santo Domingo, para ser exacto un 33 por ciento de ellos, y el resto están ubicados en los diferentes pueblos que conforman el país.

Se calcula que unas 30 personas son mordidas diariamente por perros realengos, viralatas o sin dueños que deambulan por las calles, sobre todo después que los ayuntamientos abandonaron su obligación de establecer en cada municipio las denominadas perreras que concentran a  los animales que viven en estas condiciones.

El perro realengo es transmisor de una serie de enfermedades que van desde la rabia, tétano, salnas, parasitos, pulgas y hepatitis, pero lamentablemente es un problema que las autoridades no encaran con seriedad, ya que se estima que alrededor de 50 perros diarios son aplastados en las vías publicas y son depositados en los basureros como un desperdicio sólido más, cuando no debía ser así.

Muchos de los perros realengos que son muertos por los vehículos en las vías públicas regularmente duran meses allí convertidos sus cadáveres en alfombras para las llantas de los automóviles, sin que ninguna autoridad le de un manejo adecuado al problema.

La solución no está en caerles a pedradas y maltratarlos, sino en darle un tratamiento al problema que se corresponda con las reglas de los estándares internacionales para el manejo de los animales que viven en las calles y que carecen de dueños.

Los ayuntamientos de los diferentes municipios del país, tal y  como lo establecen los principios elementales de higiene, deben velar por la salud ambiental y urbana, ya que los denominados perros realengos, no sólo transmiten enfermedades incurables como la rabia, sino también que crean serias dificultades al ciudadano y son las autoridades las responsables de encarar el problema.

San José de las Matas no está al margen del sufrimiento que generan los denominados perros realengos como transmisores de enfermedades, sino también como promotores de una imagen desastrosa de la función de los ayuntamientos, porque se entiende que estas instancias del Estado dominicano debían tener por lo menos un departamento que maneje el problema con un veterinario que tome las medidas pertinentes a fin de preservar la salud de los munícipes.