En la República Dominicana hay una expresión popular y campesina que dice: “Mama, Dígale Antes que le Digan”, la cual describe muy bien la situación del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
El mandatario de la más poderosa nación del mundo desde su pre-campaña ha lanzado serias acusaciones en contra de la población indocumentada que vive en el territorio de los Estados Unidos.
Los acusa de violadores, narcotraficantes y delincuentes de la peor calaña, pero habría que preguntarse si el presidente Trump conoce de esta expresión dominicana, porque un hombre procesado por operar una universidad falsa y de incurrir en una alta traición a su patria es uno de los seres más despreciables que habitan el planeta.
Esto así, porque mientras el presidente lanza rayos y centellas en contra de los indocumentados, principalmente mexicanos, el jefe de Estado era procesado por haber estafado a 3,730 estudiantes que pagaron 9,995.00 dólares por un curso denominado de Bronce, 19,495 dólares por el de Plata y 34,995 dólares por el de Oro en una universidad falsa.
En el día de ayer los abogados de Trump arribaron a un acuerdo con los estudiantes estafados en un tribunal civil de San Diego, California, el cual consiste en el pago de 25 millones de dólares a los afectados con la acción delincuencial del hoy presidente de los Estados Unidos.
El presidente de igual modo es investigado por las conexiones de su campaña con los servicios de inteligencias rusos, cuyos hechos dicen que estamos frente a un Jefe de Estado hipócrita y deportable no se sabe para dónde.
Los que no saben de derecho tal vez no entienden que este juicio en materia civil en contra de Donald Trump muy bien pudo ser al propio tiempo penal, lo que hubiera implicado pena de reclusión, pero parece que el único interés del fiscal de Nueva York cuando se querelló en contra del actual mandatario de los Estados Unidos era buscar una compensación económica para los estudiantes engañados.
Definitivamente no se entiende como un hombre con tantos problemas legales, algunos de extrema gravedad como parece ocurrir con el caso de Rusia, puede atreverse a acusar a nadie de delincuente.
Lo más grave del asunto es que Donald Trump no tenía necesidad de promover una universidad falsa para hacer dinero, porque es un hombre con una extraordinaria fortuna económica.
Sin embargo, los indocumentados que se han apoyado en un seguro social falso es con el propósito de trabajar y darles de comer a sus hijos, cuyo detalle deja en situación mucho peor al presidente Trump en lo que respecta a una conducta al margen de la ley.
No se entiende como el presidente se atreve a lanzar acusaciones en contra de una comunidad indefensa y que hace grandes aportes al fisco de los Estados Unidos, pero todo el mundo conoce de la irracionalidad del mandatario norteamericano, quien parece estar en contra hasta de él mismo, sin importar las consecuencias.
Mama, Dígale antes que le Digan.