Sao Paulo.- Manifestantes a favor y en contra de la condena en primera instancia contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva salieron a protestar hoy en las calles de Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña, y la Policía Militar tuvo que intervenir para evitar posibles enfrentamientos.
Una protesta programada inicialmente en la céntrica Avenida Paulista para pedir la renuncia del presidente brasileño, Michel Temer, acorralado por escándalos de corrupción, terminó siendo relegada por las concentraciones de simpatizantes y detractores de Lula.
La protesta inicial daría continuidad a la del último lunes, cuando fueron quemados en la Avenida Paulista muñecos gigantes de Temer, después de que el instructor del caso en una comisión de la Cámara de Diputados, el congresista Sergio Zveiter, avaló la continuidad de la denuncia contra el jefe de Estado.
Sin embargo, con la sentencia de una condena de nueve años y medio para Lula proferida este miércoles por el juez federal Sergio Moro por corrupción pasiva y lavado de dinero, las otras dos manifestaciones se tomaron la Avenida Paulista, considerada como el corazón financiero del país.
Al final de la tarde, simpatizantes de Lula convocados por las centrales sindicales y movimientos sociales se reunieron en las afueras del Museo de Arte de Sao Paulo (MASP) para expresar apoyo al exgobernante de 71 años, acusado de recibir sobornos materializados en la reserva y reforma de un apartamento en una playa de Sao Paulo.
A menos de una cuadra, frente a la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP), la más influyente patronal del país, otros movimientos contrarios al líder sindical se reunieron para celebrar la condena y portando banderas de Brasil y carteles a favor del juez Moro pidieron la prisión inmediata del exgobernante.
La Policía Militarizada del estado de Sao Paulo, que no informó sobre el número de personas en las protestas, realizó bloqueos preventivos para evitar enfrentamientos entre los manifestantes que no dejaron de provocarse durante las cuatro horas de concentración.
La mayoría de los movimientos que en 2016 presionaron la destitución de la entonces presidenta Dilma Russeff, ahijada y sucesora de Lula, evitó participar de los actos a favor de la condena contra el exmandatario, pero incitaron en las redes sociales a un «cacerolazo» colectivo, que se sintió en algunos barrios.
Por la sentencia, Moro prohibió a Lula ocupar cargo o función pública por 19 años, en caso de que la condena sea ratificada, pero por tratarse de una primera instancia, Lula mantiene intacta, por le momento, la posibilidad de concurrir a las próximas elecciones generales previstas para 2018.
La justicia superior deberá pronunciarse sobre el caso a mediados o fines del año próximo, lo que coincidiría con la campaña electoral sobre la cual Lula ha expresado su intención de participar como candidato, respaldado favorablemente en las encuestas de intención de voto.
Lula es reo en cinco causas judiciales relacionadas, en su mayoría, con los escándalos de corrupción destapados en la petrolera estatal Petrobras.
Otros actos y vigilias en solidaridad a Lula fueron convocados por el Partido de los Trabajadores (PT) este miércoles y el jueves, en la sede del Directorio Municipal de la formación en Sao Paulo, está previsto un «abrazo colectivo» en el que es esperada la presencia del propio exgobernante.