Opinión

María y los devaneos de cierta “providencia”

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Por Narciso Isa Conde

A lo largo de mi militancia comunista he dado pruebas de mi respeto y mis relaciones fraternas con personas pertenecientes a diversas religiones y credos.

Con no pocos/as de ellos/as he luchado juntos/as y siempre nos hemos apoyado, al extremo que en más de una ocasión salvé mi vida con el concurso de la solidaridad de sacerdotes, monjas y organizaciones cristianas revolucionarias.

Pero a propósito de los efectos del huracán MARÍA, como lo hice respecto a los “decires” religiosos sobre IRMA, me parece necesario referirme a reiteradas alusiones al supuesto poder de cierta “PROVIDENCIA” en esta reciente ocasión, en la a lo largo de nuestro territorio y de todo el Caribe insular, se registran impactos diferenciados y contradictorios de las ráfagas, las aguas y los ímpetus desbordados de MARÍA.

Los huracanes generalmente traen beneficios y perjuicios de diferentes magnitudes.

La naturaleza –repito- es más sabia que los seres humanos, que sometidos a diversos sistemas y modelos destructivos de sí mismo y de su entorno natural, constituyen y aceptan las imposiciones de poderes minoritarios que dislocan las leyes naturales, degradan dramáticamente el medio ambiente, empobrecen territorios y potencian enormemente los impactos negativos de los fenómenos naturales; volcándolos trágicamente sobre todo en las espaldas de pueblos y territorios empobrecidos.

• CIENCIAS VS. “PROVIDENCIA”.
Eso está contemplado en el acervo científico de la humanidad, que resulta ser una constante y nunca finita aproximación a la verdad; independiente de las fantasías de las variadas creencias politeístas y monoteístas, todavía con fuertes gravitaciones e influencias en las mentes de muchísimos seres humanos y constantemente reproducidas por las maquinarias ideológicas dominantes y las poblaciones subordinadas a ellas que propalan esas fantasías.

Las rutas, los virajes, las intensidades, los cambios de trayectorias, los efectos sobre territorios y poblaciones de aguaceros, tormentas, tornados, ciclones, huracanes…tienen ya explicaciones científicas relacionadas con temperaturas, cambios climáticos, geografía, condiciones oceánicas, características y modelos meteorológicos, condiciones geológicas, situaciones del suelo, subsuelos y sobresuelos, daños ambientales, empobrecimiento humano, características de los sistemas económicos y sociales, Estados y gobiernos.

Las ciencias merecen respeto y atención, particularmente de quienes tienen acceso a ellas.

Por eso, frente a fenómenos como MARÍA, se atropella el conocimiento científico acumulado cuando se la atribuye a la “PROVIDENCIA” o a x “DIVINIDAD” su trato benigno, relativamente benigno y hasta bondadoso, en determinados países, territorios, regiones, zonas y provincias.

Y raya en lo absurdo cuando, además, se excluye la responsabilidad divina de los daños, penurias, sufrimientos y males ocasionados en otras partes del país y del Caribe insular.

• CONTRASTE QUE NO CABEN EN UNA “DIVINIDAD” BONDADOSA.
Esto es más reprochable cuando procede de “hacedores de opinión”, que por inercia o por convicción, le atribuyen lo bueno o lo regular a su “PROVIDENCIA” y la excluyen de los dramas sociales y humanos potenciados al paso del huracán comentado.

Que MARÍA haya entrado de lleno a DOMINICA y a Puerto Rico ocasionando los graves daños reseñados, y que haya bordeado a QUISQUEYA impactándola sin llegar a esos extremos, tiene explicaciones científicas ajenas a toda fantasía religiosa.

Que haya hecho mucho más estragos en la Costa Norte y Sureste que en la Costa Suroeste, nada que tiene ver con esa aludida “PROVIDENCIA”.
El pensamiento científico acumulado permite conocer porque MARÍA hizo lo hizo en Higuey, Samaná, Nagua, Provincia Espaillat, Santiago, Puerto Plata, Montecristy… y no tanto en la Capital; y menos en San Cristóbal, Bonao, La Vega, Azua… y nada en Baní, Barahona, Neiba, Independencia, Perdenales…así como apreciar los motivos de las bondades de sus aguas en las zonas donde no hubo ni destrucción ni inundaciones.

Como también puede la ciencia demostrar –sin que se tenga que recurrir a Dios alguno- por qué no es lo mismo MARÍA en el Polígono Central de la Provincia Santo Domingo, que en la Zurza; y por qué los Bonetti (MERCASID, INDUVECA…) y otros grandes empresarios obligan a ir a trabajar a sus asalariados/as en medio de la suspensión gubernamental de labores y de los riegos y las lágrimas de de la pobrecía dominicana castigada por su condición social; confiados esos tutumpotes en la proverbial impunidad que le otorgan sus riquezas y su asociación delictiva con un gobierno pusilánime.

• HABRÁ DE IMPERAR LA VERDAD.
Pero lo bueno que tiene todo esto es que le da razón fundamental a la necesidad de cambiar este sistema, echar abajo sus mecanismos de dominación y alienación, sus medios promotores de ignorancia, y reemplazarlo por el poder de los /as de abajo, por la sociedad apoderada del bienestar colectivo y del mayor apego a la ciencia y a la verdad.

No es fácil. Pero tenemos que persistir en el propósito trascendente de abolir el poder y la dinámica destructiva del GRAN CAPITAL, de su “clase” política, de sus mecanismos enajenantes y miserias espirituales. Porque siempre sus opresiones de clase, racistas, machistas, adulto-céntricas, ecocidas… brotan con sus inaceptables lacras activadas en medio de inundaciones y ráfagas…

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