La vida de esas niñas está marcada por la exclusión económica y social del país que ocupa, junto a Nicaragua, el primer lugar en número de menores de edad casadas o unidas de América Latina y el Caribe, según un estudio presentado esta semana en Santo Domingo por la organización Plan Internacional.
La investigación abordó la situación en las provincias de Azua, Barahona, Pedernales, Elías Piña y San Juan, en el suroeste de la República Dominicana, cinco de las más pobres del país.
De acuerdo con la encuesta ENHOGAR 2014, citada en el estudio, el 12,5 % de las dominicanas de entre 20 y 49 años se casaron o unieron antes de los 15 años y el 37 % antes de los 18.
Además, una de cada cinco adolescentes de entre 15 y 19 años está casada o unida con un hombre 10 años mayor.
Esta investigación pone en evidencia “un grave problema” socioeconómico en la nación, donde si bien existen leyes que protegen los derechos de los menores, su ejecución es limitada debido a la falta de recursos económicos, dijo Jeannette Tineo, autora de investigación de Plan Internacional.
Esta situación afecta los derechos de las niñas y adolescentes a la justicia y a la igualdad, lamentó Tineo, quien planteó la necesidad de que el país avance en la ejecución de políticas económicas y sociales para detener esta lacra social.
Por lo regular, las víctimas son menores cuyas familias pertenecen al quintil de ingresos más bajos, de unos 5,000 pesos ($105) al mes.
En ese sentido, Tineo lamentó que familias pobres continúen “haciendo transacciones” con hombres mayores a cambio de unirse con menores como forma de aliviar las condiciones económicas.
Pero también está el caso de niñas que deciden salirse del hogar por los maltratos que reciben de sus familiares.
Este es el caso de una de las entrevistadas para el estudio de Plan Internacional, identificada como Shaquira, de 15 años, quien afirmó que se “casó” por la violencia física a la que era sometida.
“Me daban con palos (..) mi papá nunca me hablaba. Decía que yo era una mal nacida. Me puse a trabajar en una casa de familia, tenía 11 años. Tenía que hacer todos los oficios, incluso lavar a mano. Ni quisiera a la escuela me dejaban ir”, narró en la entrevista.
Tratando de aliviar la situación por la que atravesaba, la menor decidió casarse, pero se encontró “con otro infierno” porque, según argumentó, no quería al hombre al que se unió. “Yo quería a otro, pero a ese nunca me lo aceptaron en la casa”, lamentó.
Aunque muchas personas pueden pensar que una niña se casa o se une porque es libre de decidirlo, el estudio encontró que esa libertad no es tal, afirmó Tineo durante la presentación del estudio esta semana en la capital dominicana.
Según Tineo, el matrimonio forzado “es el resultado de la violencia intrafamiliar, la expectativa de emancipación o la oportunidad de negación que establecen las familias como una oportunidad de salida de la pobreza”.
El matrimonio infantil forzado, definido como aquel en el que al menos uno de los contrayentes es un niño o una niña y que se celebra sin el consentimiento pleno y libre de al menos uno de los contrayentes, tiene una fuerte vinculación con el embarazo en adolescentes, agregó el estudio presentado por Plan RD.
De las diez niñas y adolescentes casadas con hombres adultos que fueron entrevistadas para el estudio, siete estaban embarazadas al momento de establecer la unión.
República Dominicana ocupa el quinto país de toda América Latina en embarazos de adolescentes.
Ante este panorama, Plan Internacional propuso al Congreso Nacional (bicameral) la revisión del Código Civil para elevar la edad mínima para contraer matrimonio o unión libre a los 18 años para ambos sexos, sin excepción.
En República Dominicana, según la legislación, el hombre, antes de los 16 años cumplidos, y la mujer antes de los 15, no pueden contraer matrimonio, pero el juez puede, por razones justificadas, conceder la dispensa de la edad.