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Me Veo en su Espejo. – La Republica Online

Opinión

Me Veo en su Espejo.

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Por José Cabral

Hace ya muchos años que tuve la dicha de conocer a Chile y pasearme por sus emblemáticas ciudades de Villa del Mar y Valparaiso.

Allí pude comprobar la petulancia de muchos chilenos, pero también del don de gente de una mayoría de ellos.

Fue en realidad una experiencia inolvidable, aunque hubo cosas que me dejaron muy impresionado, como es la rivalidad entre chilenos y peruanos, pero que tal vez es más radical aun con los bolivianos.

Este asunto es tan grave que por parte de muchos chilenos hay un serio rechazo racial de los bolivianos y de los peruanos, una gran cantidad de los cuales emigra hacia este país que es un ejemplo, no sólo en Sudamérica, sino también en todo el mundo.

Llegué a ver en zonas fronterizas donde habían colocado mensajes tan drásticos como el que decía ¨¨honra la patria matando un boliviano y otro que venía de la vía contraria, es decir, de los bolivianos, que rezaba cuídate de que te robe un chileno.

Todo ello es fruto de las confrontaciones que se producen entre los países que comparten fronteras, ya que igual ocurre con los peruanos y en menor medida entre los chilenos y los argentinos, y estos últimos y los brasileños.

Pero todas estas aberraciones provienen de los grupos ultraconservadores de las naciones, generalmente no se da entre la gente de procedencia muy humilde.

Es un fenómeno que ocurre entre todas las naciones que hacen fronteras, así sea marítima, y que haya una emigración importante de sus nativos de un lado hacia el otro,  como por ejemplo los albaneses y los italianos y en el Caribe entre dominicanos y haitianos.

Pero en el marco de todas estas cuestiones hay detalles que no se pueden olvidar, pero que no deben servir para justificar los criterios equivocados que se forjan en el marco de las confrontaciones fronterizas.

Lo digo porque a propósito de la desaparición de una mujer dominicana en Miami, aunque una cosa no tenga nada que ver con la otra,  leí que ella había llegado a Orlando donde una amiga para pasarse las festividades navideñas y que de acuerdo a las autoridades policiales todo parece indicar que no se sabe su destino después de que fue víctima de un robo en la casa de su anfitriona.

Este cuadro presenta una situación muy delicada, porque aparte de la gravedad de su desaparición, me imagino lo difícil que resulta que alguien le abra las puertas de su hogar y que se produzca una algo semejante.

Es para cualquiera hasta callar y jamás hablar sobre el tema, pero hago referencia a este detalle en virtud de que igual situación tuve en la casa amiga donde me quedé en el pueblo de San Felipe de Chile, porque dado el mensaje que había leído siempre me iba al baño a darme una ducha y nunca dejaba el pantalón que contenía el dinero.

Pero un día me puse la bata de baño y se me olvidó llevarme el pantalón y cuando regresé en pocos minutos ya había perdido una parte del dinero en efectivo que tenia para mi recurrido por algunos países de América del Sur.

Menciono este caso porque sé lo difícil que habría sido para la señora que ahora está desaparecida hablar de que le habían robado y si lo hizo ahí están los resultados.

Con la narración de esta situación no quiero de ninguna manera que alguien pueda pensar que creí en el mensaje de los bolivianos, pero en realidad se quedó en  mi subconsciente la duda al respecto y tal vez por eso nunca quise dejar el pantalón en la habitación donde me alojaba, pero a diferencia de lo que aparentemente ocurrió con esta desaparecida y su amiga, yo nunca toqué el tema y todo pasó como si no hubiera ocurrido.

Muchas veces el dolor pesa más que la vergüenza y los resultados tal vez no sean los mejores.

Por eso me veo en el espejo de la dominicana hoy desaparecida, porque en realidad se trata de una situación muy difícil y complicada, que compromete hasta la gratitud hacia quien te haya aceptado en su templo: su hogar.

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