Santo Domingo.- Desde el pasado lunes, cuando se hizo pública la noticia de que el sacerdote Elvin Taveras Durán, supuestamente abusaba sexualmente del adolescente Fernelis Carrión Saviñón y después de una discusión lo asesinó, el niño Juan, de nueve años, a quien el religioso le daba “chalacas” y dinero, no duerme.
Tiene pesadillas en las que el cura intenta abusar de él.
En el 2015, cuando el menor tenía siete años, conoció al sacerdote Taveras Durán en el Colegio Santa Cecilia, centro que el religioso visitaba constantemente y, a veces, sustituía a los maestros que faltaban.
Taveras Durán siempre resaltaba los rasgos físicos del menor, le decía que “eres muy bello. Tú eres mi rubio favorito”, algo que su madre no sabía hasta el pasado lunes.
Temor. El niño Juan, de nueve años, cree que si el sacerdote Taveras Durán es dejado en libertad, lo buscará para hacerle daño.
El niño Juan comenzó a llegar a la casa con “chalacas”. Al principio no le llamó mucho la atención a su madre, pero cuando se dio cuenta de que todos los días llegaba con muchos de esos dulces a la residencia donde viven, le preguntó al menor quién se las estaba dando.
La respuesta fue: “el sacerdote”.
La madre del infante fue donde el religioso y le pidió de favor no darle más chalacas a su hijo, pero su petición no fue acogida por Taveras Durán, incluso, se acercó tanto al niño, que éste comenzó a visitar la residencia del cura, como muchos niños más del residencial Los Rosales.
“Yo le dije en varias ocasiones al niño que no entrara a la casa del padre, que ellos violan niños. Sí, se lo decía así de claro para que me hiciera caso, porque desde que ese hombre entró como sacerdote nunca le tuve confianza”, reveló.
Carla, la madre del niño, nunca le tuvo confianza al sacerdote Taveras Durán, “porque él siempre andaba con unos lentes negros.
No saludaba a las personas y si lo hacía no miraba a nadie a la cara.
No sé, su rostro no me daba confianza”, apuntó.
Él me abrazaba
Con la mirada perdida y visiblemente afectado por lo que está pasando, el menor de nueve años reveló que cada vez que el sacerdote Taveras Durán lo veía, le decía “que niño más lindo, tú eres mi rubio favorito”.
Temor. El niño Juan, de nueve años, cree que si el sacerdote Taveras Durán es dejado en libertad, lo buscará para hacerle daño.
“Él me abrazaba y me decía que soy muy lindo. Me abrazaba y me daba muchas chalacas. A veces yo iba a su casa”, precisó el infante.
El sacerdote comenzó a darle di- LA MADRE DEL NIÑO CREE QUE EL SACERDOTE NO ABUSÓ DE ÉL, PERO PIENSA QUE ESTUVO A PUNTO DE HACERLO nero al menor, algo que llamó la atención inmediata de su madre, pues ella sabía exactamente el dinero que le daba y el niño llegaba con más.
“La primera vez que me di cuenta de que tenía más dinero de la cuenta, le pregunté molesta quién le había dado y me dijo que el sacerdote.
Yo fui molesta donde él y le dije que a mi hijo no le diera dinero, que él no necesita eso”, expresó Carla.
A pesar de su petición, el niño continuaba llegando a la casa con chalacas y dinero. Al principio le daba RD$25, pero en una ocasión llegó a darle RD$200.
La petición de la madre del niño era reiterada para el sacerdote: no darle dinero al menor. En estas últimas semanas el religioso no le entregó dinero al infante, pero seguía dandóle chalacas, “y yo seguía mandándolo a que se las devolviera”.
Las pesadillas
La noche del lunes, cuando la noticia se hizo pública, el menor de nueve años comenzó a temblar.
“Yo lo entendí ese día, porque hasta yo estaba afectada con la noticia.
El ambiente se sentía extraño.
Todos en el vecindario decían que se sentían raros y no es para menos”, dice Carla.
Expresó que todas las noches oran antes de acostarse y le enseñó a su hijo el Padre Nuestro, pero a partir de esa noche le dijo que no quería orar, porque se acordaba del padre.
“Cuando nos acostamos el niño comienza a temblar y yo pienso que se está poniendo malo, y comenzó a hablar durmiendo y decía: el padre lo dijo, el padre lo dijo. Yo lo desperté y me dijo que se estaba soñando con el padre”, dice la madre.
Al día siguiente le pidió a su madre enseñarle a orar de otra manera, porque el Padre Nuestro le acordaba al sacerdote. En ese momento comenzó a llorar y a decir que el sacerdote es su amigo y no entiende por qué cometió ese crimen.
“El niño se durmió, pero en la madrugada comenzó a temblar nuevamente y se paró sonámbulo a caminar por la casa entera. Yo lo desperté y me dijo que el padre era su amigo, y que tiene miedo de que si lo sueltan le haga daño”, reveló.
No abusó
La madre del menor de nueve años cree que el sacerdote no llegó a abusar sexualmente de su hijo, pero entiende que estaba preparando el terreno para hacerlo. “Yo estoy segura que a ese joven que le pasó eso no fue de la noche a la mañana. Yo siempre vivía alerta con mi hijo, porque sé que le puede pasar cualquier cosa”, dijo.
Entiende que si el sacerdote Taveras Durán hubiese abusado de su hijo, él se lo hubiese dicho, porque tienen mucha confianza.
Carla reveló que nunca confió en el sacerdote, y que sus dudas aumentaron cuando comenzó a darle dinero a su hijo.
“Cuando supe lo del dinero lo único que pensé es que estaba preparando el terreno para hacerle daño a mi hijo”, indicó.
Al otro de sus hijos, de siete años, también el sacerdote le llegó a dar dinero y dulces, y Carla mantuvo la misma actitud negativa ante esas iniciativas del religioso.
“Mi otro hijo hasta se molestaba cuando yo le decía que no tomara dinero, y yo le insistía que ninguno de los dos podían tomar nada del sacerdote Taveras Durán”, manifestó.
Cambió los monaguillos
Cuando la parroquia Santa Cecilia era dirigida por el Padre Ramón, todos los monaguillos eran adultos, pero cuando entró el sacerdote Taveras Durán, aseguran que todos fueron cambiados por adolescentes.
“Desde que el sacerdote Taveras entró a esa iglesia cambió a todos los monaguillos adultos que había.
Todos los nuevos eran de 15, 16, 17 y 18 años, y todos son bonitos”, dijo Carla.
Manifestó que en una ocasión pasó por la casa cural donde vivía el religioso y vio a dos monaguillos en la casa “y tenían una mirada muy extraña”.
“Ellos estaban hablando y cuando yo iba llegando, uno le hizo seña al otro y los dos se callaron. Yo solamente dije en mi mente: Dios mío, perdóname, pero cuando viene a ver este sacerdote está abusando de esos muchachos, porque su mirada era muy extraña”, expresó.
OTRAS FAMILIAS DEL SECTOR REACCIONAN ANTE EL HECHO
NO ACEPTABAN CHALACAS:
Penélope, también residente en el residencial Los Rosales, reveló que nunca confió en el sacerdote Taveras Durán porque siempre usaba lentes oscuros, y cuando se dio cuenta que le dio chalacas a su hijo fue donde él a devolverlas.
“Me molesté cuando le dio las chalacas a mis hijos, ellos solamente tienen cinco y tres años, y eso no me pareció bien. Yo inmediatamente fui donde el sacerdote y le dije que mis hijos no comen dulces, que no se los volviera a dar”, dice.
“Un día yo fui a buscar a mi hijo de cinco años, y cuando él vio al sacerdote se fue corriendo para donde él. El padre lo cargó y dijo: y ese niño tan hermoso de quién es, e inmediatamente le dio varias chalacas al niño”, indicó.
Penélope intentó quitarle las chalacas a su hijo, pero el menor comenzó a llorar.
“Le volví a reiterar que no le diera chalacas a mis hijos, porque yo no les doy dulces”, dice.
Aseguró que la mayoría de los niños recibieron chalacas del sacerdote Taveras Durán.
Manifestó que cuando se enteró de la muerte, se indignó mucho, porque se imaginó que eso pudo pasarle a algunos de sus hijos.
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