Aliados estadounidenses dicen que las restricciones de las importaciones de acero de la administración Trump tendrán un efecto muy negativo.
Los miembros europeos de la OTAN han iniciado una campaña en contra de una inminente restricción de importaciones de acero basada en cuestiones de seguridad nacional, argumentando que afectará a los aliados de EEUU en vez de China, el supuesto blanco de esta medida.
En las últimas dos semanas, funcionarios militares de Alemania y Holanda han presentado sus preocupaciones al Pentágono y al secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, disputando la idea de que las importaciones de antiguos aliados de la OTAN podrían representar una amenaza para la seguridad nacional estadounidense. Funcionarios estadounidenses dicen que el Sr. Mattis ha estado comunicando las preocupaciones europeas al resto de la administración.
Tales tácticas son muy inusuales, ya que los oficiales de defensa estadounidenses normalmente no se involucran en disputas comerciales. Pero los socios de la OTAN en Washington están ansiosos por refutar los argumentos de seguridad nacional sobre los que se basan estas medidas de EEUU, y advierten que seguramente crearán nuevas tensiones en la alianza transatlántica. EEUU podría tratar de imponer aranceles punitivos o un sistema de cuotas sobre las importaciones.
Alemania, en particular, está preocupada por el impacto de esta medida proteccionista del acero de la administración Trump sobre la cumbre del G20 del próximo mes en Hamburgo. Funcionarios europeos advierten que esta dura medida estadounidense incrementará el sentimiento antiestadounidense en Europa y la fricción existente sobre las nuevas sanciones contra Rusia propuestas por EEUU, la retirada de Washington del acuerdo climático de París y su actitud escéptica hacia la OTAN.
En las últimas semanas el presidente Donald Trump ha reiterado que cumplirá con las promesas que hizo durante su campaña de proteger a la industria siderúrgica estadounidense de lo que él considera una injusta competencia internacional.
Se espera que Wilbur Ross, el secretario de Comercio de EEUU, anuncie dentro de poco días los resultados de una apresurada investigación especial sobre el impacto de las importaciones de acero en la seguridad nacional de EEUU. Los fabricantes de acero estadounidenses sostienen que el dumping de China y otros países ha dañado su capacidad para abastecer a las fuerzas armadas estadounidenses.
Esta investigación ha provocado otro debate acalorado sobre las prácticas comerciales dentro de la administración Trump. Los partidarios del proteccionismo comerciales están pidiéndole al presidente que imponga una tarifa amplia sobre las importaciones mientras que las voces más pro negocios como Gary Cohn, el director del Consejo Económico Nacional del Sr. Trump, han argumentado a favor de un enfoque más moderado.
Un portavoz del Pentágono se negó a comentar sobre el asunto. Pero según funcionarios de la administración y otros enterados del proceso, el Sr. Mattis se ha unido al Sr. Cohn y a otros en abogar contra cualquier acción imprudente o precipitada.
El Sr. Trump usó los poderes amplios otorgados por una ley de 1962 para iniciar la investigación de seguridad nacional, convirtiendo al tema del acero en un indicador de cuán proteccionista puede llegar a ser el presidente.
“Es la primera decisión real en la que los partidarios del proteccionismo comercial se han alineado en contra de los partidarios más pronegocios”, dijo Tim Keeler, un ex funcionario comercial de la administración de George W Bush quien ahora trabaja en el bufete de abogados Mayer Brown.
El debate se centra en si se debe imponer un amplio arancel del 25 por ciento a todas las importaciones de acero en EEUU o establecer un sistema de cuotas más matizado que podría ser más aceptable para otros países
La reacción de los aliados europeos es una señal de las preocupaciones de los socios comerciales de EEUU sobre la implementación inminente de esta medida. Muchos temen que avivará el actual irascible debate a nivel mundial sobre el acero y la sobrecapacidad de China.
Funcionarios de la UE ya han comenzado a discutir sobre cómo tomar represalias, advirtiendo en privado que las exportaciones agrícolas de EEUU podrían ser un blanco. También dicen que probablemente presentarán el caso de Washington en la Organización Mundial del Comercio, donde se pondría a prueba la exención de seguridad nacional en las normas comerciales mundiales la cual nunca ha enfrentado este tipo de desafío.
“La idea de que las importaciones procedentes de Europa son consideradas una amenaza para la seguridad nacional por parte de EEUU es realmente preocupante para nosotros”, dijo un funcionario europeo. “El consenso es que debemos tomar represalias”.
Funcionarios de Canadá y México también han estado buscando una exención de los nuevos aranceles, argumentando que una movida precipitada de la administración Trump podría poner en peligro las próximas negociaciones para actualizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
EEUU es el mayor importador mundial de acero. Una serie de medidas antidumping han reducido significativamente las importaciones de China en los últimos años, convirtiendo a Canadá, Brasil y Corea del Sur en las tres principales fuentes de importación de acero. Alemania es la principal fuente europea.
Pero algunos funcionarios estadounidenses sostienen que el acero chino ha entrado a EEUU a través de otros países y que el sistema antidumping no ha sido eficaz para detener el daño a la industria siderúrgica estadounidense.
Por Shawn Donnan (c) 2017 The Financial Times Ltd. All rights reserved
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