SANTO DOMINGO. El jurista Nassef Perdomo advirtió que en momentos delicados como el actual, todos los sectores de la sociedad son responsables del mantenimiento de la paz social, ya que cada actor tiene sus responsabilidades.
Perdomo, experto en derecho constitucional, manifestó que el caos podría llegar si se cede a los sectores más extremos, por lo que tanto el gobierno como los que protestan contra la impunidad y otros reclamos están obligados a dialogar.
En una entrevista para Diario Libre, consideró que la creciente madurez del pueblo dominicano debe ser respondida por la clase política en la misma forma, ya que los cambios son inevitables, y lo único que aún no se sabe es si los políticos dominicanos van a ser parte de esto o un obstáculo.
P: ¿Como ve el clima social de protesta?
R: Desde mi punto de vista, lo que ocurre en República Dominicana es el resultado de muchos años de decepción ciudadana acumulada. La clase política dominicana no ha sabido darse cuenta de cómo ha ido perdiendo la confianza de la población. Es por eso que lo que se exige hoy es que los políticos se ajusten a criterios mínimos de transparencia y de responsabilidad en el uso de los recursos públicos.
Por ser exigencias acumuladas, y por centrarse en la inacción de la justicia, pienso que las protestas podrían mantener su intensidad si el gobierno no toma medidas para satisfacer estos reclamos.
Creo, además, que el gobierno puede y debe hacerlo. Es innegable que quienes protestan quieren que se castigue a los responsables por escándalos como el de Odebrecht. Pero la acción del gobierno no debe limitarse a eso, sino que tiene que crear las condiciones legales e institucionales que permitan evitar la corrupción administrativa y sancionar efectivamente los casos que ocurran en el futuro. Si no se hacen ambas cosas estas crisis serán recurrentes.
P: ¿Está en peligro el sistema de partidos y el liderazgo político actual?
R: Pienso que el sistema político dominicano está en un punto de inflexión. El estado de cosas actual es insostenible. Todos los políticos dominicanos deben asumir movimientos como la Marcha Verde como una crítica del sistema en el que han operado durante décadas.
Y digo los políticos porque esta no es una crisis únicamente para el gobierno. Lo que ocurre es que, como es natural, le corresponde a éste cargar con la responsabilidad de gestionar el proceso. Pero en realidad todos los partidos mayoritarios (y algunos de los minoritarios) son vistos como actores principales o cómplices de la corrupción y la impunidad.
El peligro en realidad no está en el reclamo contra la corrupción y la impunidad, sino en que la clase política no entiende que es hora de cambiar y asume como propia la responsabilidad de reformar el sistema.
Las democracias evolucionan y, en el caso dominicano lo ha hecho para hacerse menos tolerante con la corrupción.
Tiene razón el Presidente cuando dice que estas protestas son señal de un pueblo que más activo, mejor informado y más maduro. Pero esa creciente madurez del pueblo dominicano debe ser respondida por la clase política en la misma forma.
Los cambios son inevitables, lo único que aún no sabemos es si los políticos dominicanos van a ser parte de esto o un obstáculo.
Si la clase política se convierte en un obstáculo entonces sí es posible que el sistema de partidos como lo conocemos esté en peligro de desaparecer.
P: ¿Hay un líder o solo se apuesta al caos?
R: En momentos delicados como el actual todos los sectores de la sociedad son responsables del mantenimiento de la paz social. Cada actor tiene sus responsabilidades en este momento.
El gobierno debe escuchar y actuar. La clase política debe aceptar los cambios que se avecinan. Los ciudadanos deben aceptar que en una democracia la solución a estos problemas está en convertir el reclamo en exigencias institucionales.
De la misma forma en que el gobierno y la clase política tienen la responsabilidad de escuchar a los ciudadanos que protestan, estos tienen el deber de participar en un diálogo si se les llama a ellos. Obviamente, tiene que ser un diálogo profundo, serio, con objetivos claros.
Es decir, todas las partes tienen la responsabilidad de abrirse al diálogo. Así es como debe funcionar una democracia.
El caos podría llegarnos si se cede a los sectores más extremos. Tanto el gobierno como los que protestan están obligados a dialogar.
Pienso que la inmensa mayoría de los ciudadanos que apoyan al movimiento, y de sus mismos dirigentes, lo que quieren es que se haga justicia. No quieren caos.
Por eso las expresiones más extremas han venido de personas que no están directamente vinculadas con el Movimiento Verde. Estas posiciones extremas no encontrarán eco si el gobierno plantea un diálogo abierto y real sobre un programa de reformas.