No es hora de ambigüedades, presidente Medina

La ambigüedad, en términos políticos, es contraproducente, más cuando hay compromisos con todo un pueblo ansioso y que siente haber sido estafado, violado y sumido en la desesperanza.

Mantener una actitud ambigua puede conducir a un callejón de pura incertidumbre, mayor que la que hoy vive el país tras el paso lento y sistemático  del huracán Leonel.

Esa tempestad dejó intactas a las figuras fundamentales del paquetazo, de los fraudes y del gran fraude  llamado la reforma fiscal.

Venir ahora con que no se puede hacer nada contra ese clan diabólico se hace muy difícil de tragar por un pueblo indignado y altamente lesionado, cuyas consecuencias no se han dejado sentir todavía y que cobrarán intensidad a partir del 2013.

No es el momento de darle la espalda a los problemas creados por una banda de malhechores que hizo y deshizo en el poder y que sigue intacta sin que el presidente Danilo Medina los enfrente como debe ser, tomando en cuenta el favor de llevarlo al poder que les debe.

Esa ambigüedad debe ser también enfrentada por el pueblo.

Y usted, presidente, sabe que le va a hacer daño.