Opinión

No hay escándalo que la conmueva

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Por José Cabral

La capacidad de alarma está totalmente agotada en la República Dominicana.

El escándalo surgido con los llamados Panamá Papels no ha movilizado prácticamente a nadie para detectar qué dominicanos guardan fortunas, sobretodo mal habidas, en este paraíso fiscal.

Las declaraciones sobre este particular han sido muy frías y han proyectado muy poco interés con una situación que ha causado una alarma mundial.

Ya lo hemos dicho que en el país gobernantes y gobernados son muy tolerantes con la corrupción, lo cual también ha quedado demostrado con los escándolos de la companía brasileña Odebrech, cuyo presidente está encarcelado en esa nación  sudamericana.

Sin embargo, Odebrech construye en estos momentos la mayoría de las obras públicas en República Dominicana y a nadie le importa si las mismas le fueron otorgadas mediante el soborno, tal y como ha pasado en otras naciones del continente americano.

No importa que cuantioso es el robo en contra del Estado, lo cierto que el dominicano para estos casos la respuesta que tiene es que todos cojen, que nadie puede tirar la primera piedra, la cual se constituye en una forma de justificación de lo mal hecho.

Y lo cierto es que los dominicanos buscan promoción económica y social a través del bendito fenómeno de la corrupción.

Si un dominicano es nombrado en una posición pública la primera presión para que coja lo que no es suyo proviene de su propia familia, que no tolera que éste salga pobre del gobierno.

Se habla de que alrededor de unos 57 dominicanos están involucrados en el escándalo Panamá Papels, pero hasta el momento no ha habido un esfuerzo sincero para que se conozcan cuáles son y si ocupan alguna posición pública en el país.

Nisiquiera los propios medios de comunicación le han dado el seguimiento que el caso amerita, lo cual podría indicarnos que el escándalo podría abarcar a algunos de los que compran periódicos, canales de televisión y emisoras de radio para gozar de inmunidad.

La corrupción es un flagelo que está en prácticamente todos los escenarios de la vida nacional y que involucra incluso a los que tienen la responsabilidad de perseguirla.

Así de sencillo.

 

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