Opinión
¡No nos representan!
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De cara al 2013 -pendiente un mayor despliegue del reclamo nacional contra la impunidad y contra los efectos empobrecedores del paquetazo- parece posible impulsar las más variadas movilizaciones y procurar que la sociedad excluida confronte a las instituciones vigentes (en tanto estas se resisten a sus principales reclamos) y haga suya la necesidad de un cambio de las reglas de juego, un nuevo sistema electoral y la Constituyente Popular dirigida a refundar el Estado.
Este régimen decadente, bajo la hegemonía del PLD y sus dos facciones, sustentado por elites sociales y poderes locales y supranacionales, debe convertirse en blanco principal de esas movilizaciones; sin que esto implique darle oportunidad al PRD de recuperarse y hegemonizar la oposición.
Por eso he hablado de la necesidad de una nueva oposición y resaltado la incongruencia que implica atacar la corruptela y el neoliberalismo aliados/as a las cúpulas del PRD; o conciliando con el danilismo so pretexto de estilos y matices distintos a los de Leonel.
Procede, a mi entender, volcar el enorme repudio a Leonel Fernández y su grupo, contra el régimen compartido que ahora preside Danilo Medina; dados sus amarres y, sobre todo, su resistencia a enfrentarlos y enjuiciarlos.
Igual hay que resaltar y combatir la proclividad al clientelismo y a la corrupción, y el carácter neoliberal y de clase de las diferentes facciones de la partidocracia.
El Poder Judicial y el Congreso Nacional sobresalen entre las instituciones en descomposición. Allí confluyen todas esas fuerzas políticas corrompidas y todas la expresiones del modelo neoliberal y de la voracidad del capital transnacional y local.
Pasa igual con la Policía Nacional, la DNCD y los mecanismos represivos del Estado, altamente corrompidos.
Este cuadro institucional putrefacto requiere ser reemplazado por la vía de un proceso constituyente con participación popular.
En consecuencia, una política transformadora a cargo de una nueva oposición exige no pactar con esas cúpulas tradicionales, concentrando los ataques ofensivos y la movilización contra los que controlan la dictadura institucional y el régimen político en declinación, y procurando la ruptura y discontinuidad sistémica necesaria; a plena conciencia de que el primer paso hacia las grandes cambios sociales es desmontar el modelo neoliberal y el régimen de la partidocracia con un pueblo movilizado y abrazado a la idea de ser poder.
Artículo publicado originalmente en el periódico El Nacional.