No permita la presencia de extraños en su entorno.

Por José Cabral

Los niveles de simulación son tan altos en la sociedad dominicana que lo más recomendable es no aceptar a nadie  desconocido en su entorno.

Todo el que se ha formado con una profunda vocación social y de servicio es una presa fácil de muchas de nuestra gente que cuando no roba, difama e injuria, pero sino tiene  un nivel preocupante de envidia y de chismes que le arruina la vida a cualquiera.

Penosamente hay que admitir que la República Dominicana ha cambiado para mal, porque muchos dominicanos, así como se oye generalizante,  prefiere llevarle la vida a los demás que desarrollar su talento.

En la República Dominicana hay pueblos que sus niveles de chismes son tan altos que provocan suicidios y crímenes horrendos, porque los chismosos no miden las consecuencias de sus actos.

Lo grande de todo esto es que en el país ya prácticamente no existe el amigo sincero, el que vela porque sus proyectos caminen exitosamente.

En el país se lloran los éxitos y se bailan los fracasos, fruto de los alcances que ha logrado la penetración en la sociedad de este antivalor.

Sin embargo, los que roban con simulación aparecen por doquier, en realidad es muy grande la cantidad de personas que prefieren en vez de trabajar, robar aprovechándose del descuido de la víctima.

Hay más ladrones que lo que cualquiera se pueda imaginar, lo que pasa que una buena parte lo hace con escalamiento y en horas de la noche, lo cual es un agravante, pero también están aquellos que lo hacen sin violencia hasta que la misma sea necesaria.

El fenómeno toma más cuerpo del imaginable, ya que las autoridades estimulan el robo en razón de que no hay un régimen de consecuencia.

 Prácticamente todo se ha perdido en el país y por el camino que vanos esta nación será tierra de nadie, donde se impondrá la expresión  que dice:

!Sálvese quien pueda!