El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, enfrentó el lunes a los críticos del acuerdo nuclear con Irán al decir que el discurso duro era bueno para la política, pero no para la seguridad de su país.
Republicanos de alto rango e Israel -aliado de los Estados Unidos- han criticado a Obama por dar el visto bueno al acuerdo, que según el país norteamericano y sus socios impedirán a Teherán obtener una bomba nuclear.
Obama ha sido criticado desde hace tiempo por su deseo de acercarse a enemigos de los Estados Unidos. Cuando era candidato a presidente en 2009, el ex senador por Illinois encendió el debate al decir que negociaría con Irán, que no tuvo relaciones diplomáticas con Washington durante décadas.
El mandatario pareció querer mostrar una victoria con sus comentarios el lunes, que se centraron principalmente en la reforma de inmigración. Obama señaló que había terminado la guerra en Irak y que pondría fin a la guerra en Afganistán el año próximo, dos cosas que también prometió como candidato.
Si Teherán respeta el acuerdo, dijo Obama, eliminaría años de desconfianza con los Estados Unidos.
Para sus críticos, Obama fue especialmente directo. “El discurso duro y las bravuconadas pueden ser algo fácil de hacer políticamente, pero no es lo correcto para nuestra seguridad”, remarcó el presidente.
La Casa Blanca no ha querido señalar una fecha para la próxima ronda de negociaciones entre Irán y las potencias mundiales Rusia, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Alemania. Pero un vocero dijo el lunes que Washington estaba ansioso por empezar rápidamente.
Estas declaraciones del presidente se dieron en respuesta al escepticismo sobre el histórico acuerdo expresado por algunos de los aliados de los Estados Unidos, así como por miembros del Congreso federal, entre ellos correligionarios demócratas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, uno de los detractores del acuerdo, dijo que era un “error histórico” y anunció que despacharía un enviado a Washington para tratar de endurecer el acuerdo final que los negociadores comenzarán a elaborar pronto.
En otro orden, el Capitolio prepara sanciones adicionales contra Irán. Muchos congresistas se muestran escépticos de que el acuerdo consiga que Teherán renuncie a sus ambiciones nucleares y afirman que tendrán a mano sanciones aún más fuertes si Irán prueba no ser merecedor de tanta confianza.
Bob Menéndez, demócrata por Nueva Jersey y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, dijo que está listo para trabajar con sus colegas sobre sanciones más fuertes contra Irán “si las conversaciones fracasan o Irán no implementa o infringe el acuerdo interino”.
El senador John McCain, republicano por Arizona, afirmó que le “preocupaba que este acuerdo sea un paso peligroso que reduzca la presión sobre el régimen iraní sin pasos constatables por parte de Irán para poner fin a su programa de construcción de armas nucleares”.
McCain sostuvo que la situación “sería similar a la experiencia durante dos decenios con Corea del Norte” y es esencial para mantener la presión sobre Irán.
Por su parte, el senador Chuck Schumer, demócrata por Nueva York y miembro del liderazgo de su partido, dijo que espera que el acuerdo “mejore las probabilidades de que demócratas y republicanos aprueben sanciones adicionales cuando regresen en diciembre”.
Y el senador Marco Rubio, republicano por Florida, agregó: “Ahora hay una necesidad más urgente de que el Congreso aumente las sanciones hasta que Irán abandone completamente su capacidad de enriquecimiento y reprocesamiento”.
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