Ojalá el 4 Por Ciento no se lo Trague la Corrupción

Por José Cabral

La inclusión del 4 por ciento en el presupuesto general de la Nación constituye un logro significativo de la sociedad dominicana.

El mismo es, sin lugar a dudas, un buen ejemplo de que el empoderamiento ciudadano todo lo puede en el marco de la democracia.

Amplios sectores nacionales exigieron y lograron el cumplimiento de la ley que consigna  un 4 por ciento del Producto Interno Bruto para la educación.

Ahora a ese 4 por ciento se le debe dar seguimiento para evitar que se vaya al barril sin fondo de la corrupción.

Ojalá ese dinero no se quede en los bolsillos de los que manejan el sector educación en el Gobierno de Danilo Medina.

Se espera que el 4 por ciento no se mal use para crear nuevas botellas y posiciones innecesarias en el ministerio de Educación.

Una buena señal del actual gobierno que tanto ha hablado de austeridad sería iniciar ese 4 por ciento para la educación con la eliminación de la secretaría de Educación Superior, convirtiéndola en un departamento de la secretaría de Educación, Bellas Artes y Cultos, a fin de eliminar una institución que no es más que una reiteración de la multiplicidad a que nos tiene acostumbrando el sistema político clientelista dominicano.

Qué necesidad tiene la República Dominicana de tener dos secretarías de Educación, lo que constituye un ejemplo de dispendio e insensatez, amén de una reiteración de lo ilógico e incomprensible de las autoridades nacionales.

La consignación del 4 por ciento del Producto Interno Bruto en el presupuesto nacional es un logro importante del pueblo, pero de igual modo debe iniciarse a partir de este momento una mayor racionalidad del gasto público con la eliminación de todo gasto superfluo y que implique la continuación de una corrupción generalizada que podría provocar  la ruina total del país.

Si en verdad Danilo Medina cree en la reducción del gasto público a través de medidas austeras no está en discusión la urgente eliminación de la secretaría de Educación Superior, la cual constituye un ejemplo más de irracionalidad y carencia hasta de sentido común en el Gobierno.

Hay que iniciar de una vez y por todas la eliminación de la multiplicidad de funciones en el Estado, a fin de lograr una sociedad más sana y al margen del clientelismo y la politiquería.