El desenlace que tuvo este lunes el caso Antipulpo, independientemente de las razones que lo motivan, pone en un cuestionamiento permanente al sistema de justicia nacional.
Por un lado, pone en tela de juicio la capacidad del Ministerio Público por no haber hecho la diligencia necesaria para que el caso tomara otro curso, lo cual no es nada nuevo, y por otro lado impacta negativamente la credibilidad de los jueces que intervienen en los casos.
Todo ello tiene su razón de ser, porque si se hace un simple ejercicio de análisis, se puede concluir que resulta difícil hablar de confianza en el sistema de justicia nacional cuando ya han fracasado los casos Odebrecht, Super Tucanos, Félix Bautista, entre otros.
De manera, que este caso que involucra a Alexis Medina, hermano del expresidente Danilo Medina, lleva a cualquier ciudadano a pensar que todas estas persecuciones terminarán de la misma manera, lo cual no parece ser una coincidencia.
Ello así, porque nadie puede negar el hecho de que los peledeístas se cuidaran de tener al frente de la Suprema Corte de Justicia a verdaderos cuadros políticos como Mariano Germán y ahora Luis Henrry Molina, ambos miembros de su Comité Político y Central.
En realidad, aunque una cosa aparenta no tener nada que ver con la otra, pero quién será tan inocente para pensar que ese elemento no tiene un gran peso a la hora de juzgar casos como el de Antipulpo.
Se entiende que no es de justicia que una persona sea mantenida en prisión preventiva por más de 18 meses que establece el Código Procesal Penal en los casos declarados complejos y que también se debe evitar el cumplimiento de una pena anticipada y todavía peor cuando se violenta el principio universal de la presunción de inocencia.
Todo ello justifica, podría decirse, la variación de la medida de coerción, pero la pregunta que cualquier ciudadano común y corriente se hace es por qué todo tiene que terminar de la misma forma o es que la defensa técnica tiene tantas herramientas y argumentos para doblegar y deslucir el papel del Ministerio Público.
Estas preocupaciones y reflexiones no quitan méritos a la gallardía y arrojo del Ministerio Público en las personas de Miriam German, Jenny Berenice Reynoso y Wilson Camacho, quienes honran a este órgano del Estado, pero evidentemente que comienza a fracasar su estrategia procesal.
Porque una pregunta simple que surge a propósito de la decisión del juez Deibi Timoteo Peguero es por qué el Ministerio Público no introdujo las pruebas y la acusación formal en contra de los imputados y no manejó este caso complejo de nombre Antipulpo por partes, que el primero se conectara con el segundo y el tercero con cualquier otro a través de la figura jurídica de la litispendencia, pese a que ella no es tan aplicable en lo penal porque podría traer consigo otra herramienta como lo es el sobreseimiento.
Es sólo una pregunta en virtud de que al tratarse de un caso super complejo la inversión de tiempo y energía conlleva mucho esfuerzo y recursos y cuya circunstancia podría tumbar el caso o por lo menos arrojar como resultado lo ocurrido con Alexis Medina y los demás imputados.
De cualquier modo, el caso Antipulpo ha llegado a un punto que va a servir de referencia para otros que están en fase de juicio preliminar y que igual pudiera ocurrir en lo que respecta al cambio de la medida de prisión carcelaria preventiva, lo cual crea una percepción perjudicial para el Ministerio Público en razón de que los precedentes no ayudan mucho.
Ojalá que lo ocurrido con Alexis Medina no sea la pendiente para que todos los demás casos, que son muchos, terminen por el mismo bajadero y la sociedad dominicana pierda la oportunidad de recuperar lo robado y castigar a los que van al Estado a apropiarse de lo que no es suyo.
La preocupación ahora es más por la percepción que por lo que implica cambiar la medida de coerción de prisión carcelaria preventiva a domiciliaria, porque para la gente ésta se trata de una libertad disfrazada que no conlleva el castigo que demanda el caso.
Esta creencia también está fundamentada en que aquel que sale en libertad condicional, que es naturalmente otra figura jurídica, prácticamente no regresa a cumplir ninguna condena y muchos menos se somete a los requerimientos que manda el sistema.
De cualquier modo, ya veremos!