No son pocas las personas que por haber fallado en algún momento al pago de alguna deuda le ha dolido la cabeza por el resto de su vida. Mantener abiertas las puertas del crédito siempre será un punto a favor de los consumidores, y lograrlo implica -en gran manera- disciplinarse.
En ocasiones el interesado en obtener un préstamo de alguna entidad financiera se entera de que “no califica para que le den un chele” cuando está frente al oficial de negocios que le atiende, pero ha obviado todo el tiempo una serie de puntos y recomendaciones que nunca pueden perderse de vista. Por ejemplo, si usted trabaja para una institución y logró que a través de ésta le concedan un préstamo (para descontárselo por cuotas de la nómina), lo correcto es que si terminó el pago general, tenga una constancia de ese cumplimiento. Puede ocurrir que su empleador le haya descontado a usted el préstamo, pero finalmente dejó un “remanente” al banco que luego se le cargará a usted como persona. Cuando eso ocurre a usted simplemente le están dañando parte de su vida, su crédito.
Marcos Ramírez trabajó desde 2003 a 2007 en una institución estatal dominicana. Allí logró un préstamo de RD$25,000 para graduarse en la universidad y comprar un televisor. A Ramírez en la institución poco a poco le descontaron esos RD$25,000 y él cree que cumplió. Cinco años después fue a otro banco a solicitar una tarjeta de crédito y le rechazaron el pedido. La razón es que la institución a la que Ramírez le cumplió, le quedó debiendo RD$800 al banco y eso se convirtió en RD$4,000 en contra de Ramírez. Ahora tiene su historial en rojo y por más que lo intenta ninguna institución formal quiere prestarle.
Los problemas pueden llegar a su historial por cuestiones que usted en un momento equis pasó por alto y no dio importancia. Por ejemplo, una mercancía que compraste y luego devolviste (Pero te siguieron cargando los montos), una cuenta telefónica que dejaste de pagar y te fuiste del país, el pago de la electricidad que no cumpliste, o simplemente por un producto que compraste pero nunca te llegó y por eso no lo pagaste. En este caso, el error podría incluirse dentro de lo “involuntario”.
Cuando de crédito se trata, dejar hasta unos pesitos pendientes frente a quien le debes puede ser luego un obstáculo para el proyecto que resolverá el resto de tus días. Así que en este caso lo mejor siempre será quedar bien.
La directora del Instituto de Protección de los Derechos del Consumidor, Altagracia Paulino, en un artículo colgado en “El baúl del consumidor”, de la página web de ese organismo, define el crédito como un patrimonio personal y como parte de la integridad y del valor que se añade a una persona, sobre todo, que se precie de ostentar otros valores como la honestidad, prudencia, la ética y otros que le suman atributos a los seres humanos.
“Cuando se tiene buen crédito se abren todas las puertas y con ellas todas las oportunidades para emprender iniciativas que repercutan en la estabilidad y el progreso de las familias. Ahora que está de moda el concepto de emprender, una persona con buen crédito puede comenzar un pequeño negocio el cual crecerá en la medida de que se haga un buen uso del crédito”, dice Paulino.
Y agrega que la protección del crédito forma parte del aprendizaje con que se debe abordar la educación en valores. “El que no paga sus deudas tiene problemas, no solo con los acreedores, sino con su propia estabilidad emocional. En un país con tantas carencias, con poco acceso al crédito, enseñar a cuidar el crédito es un deber del ciudadano en materia financiera”, apunta la funcionaria. Sostiene que el crédito -como su nombre lo indica- está vinculado de manera intrínseca a las personas, por lo que cada cual debe cuidarlo como parte de su patrimonio personal. “Para ello se requiere de algunas convicciones como sería tener claro sus ingresos y no gastar por encima de ellos”, plantea Paulino.
A lo que se refiere es a que “si usted adquirió una nevera a crédito y la paga, el año siguiente puede obtener una lavadora, un plasma, cambiar sus muebles o comprar un carro, pero todo esto se aleja si no es buena paga”.
Abriendo camino
Ahorrar unos pesos nunca está de más, especialmente porque esos pesos pueden servir para resolver situaciones no avisadas que llegan. En ocasiones se trata de emergencias de salud.
Pero esos ahorros pueden servir también para abrirse paso al crédito. Quizás usted no califica para un préstamo porque no se le conoce historial (no se sabe si usted es buena o mala paga porque nunca ha tomado nada prestado) o porque por error o por la razón que sea se le afectó. Pero si usted tiene una cantidad de dinero ahorrada en una institución financiera es probable que esa institución se anime y le preste cuando usted le haga la solicitud. Después de todo, el negocio tiene como cobrarle sin ningún problema (descontándole de los ahorros) en caso de que usted quiera escapársele sin pagar y haciéndose el listo.
EL CARIBE.