El Ministerio Público es un órgano que adolece de todas las fallas que caracterizan a todas las entidades de un Estado que realmente no funciona o que cuando menos no tiene la fortaleza institucional suficiente para garantizar a la sociedad la sanción del crimen y el delito.
Nadie pone en dudas que el problema de los órganos que tienen como misión investigar el crimen y el delito, como son el Ministerio Público y la Policía Nacional, no están en capacidad de satisfacer las expectativas de la gente en esta materia, ya sea por falta de presupuesto o por negligencia, falta de formación o complicidad.
El Estado dominicano se apoya en vender una percepción que nada tiene que ver con la realidad, porque tanto los fiscales y los policías cuando no adolecen de capacidad o formación, es que no tienen la voluntad de hacer las cosas bien hechas, pero todo tiene que ver con que ellos son impactados por un problema integral, que es transversal a todos los órganos públicos de la sociedad, que es la corrupción y la debilidad institucional.
La puesta en libertad de un sujeto que parece que no ha dejado dudas de que mató a su compañero de 351 puñaladas envía un mensaje preocupante a los dominicanos.
Realmente, es una situación que no puede dejar tranquilo a nadie, porque lo ocurrido en este sentido deja claro que el Estado dominicano no tiene la fuerza para garantizar el estado de derecho y la impartición de justicia en el país.
Ahora mismo tienen una gran importancia los megas expedientes de corrupción y en cuyos casos se ve una preocupación y un protagonismo del Ministerio Público que no es menos que admirable, pero la pregunta que se impone es si los de abajo no tienen el mismo derecho que sus casos tengan la misma atención de la autoridad competente.
Lo que ocurre en los lugares de recepción de denuncias y querellas del Ministerio Público es un ejemplo de que los megas expedientes tal vez tengan tanto seguimiento porque se trata de casos con un profundo sentido político, lo cual no es malo, ya que la corrupción administrativa conduce el país hacia su total colapso, pero por qué no se hace más esfuerzo para que el órgano persecutor y la Policía Nacional aumenten su eficiencia en sus niveles más bajos para que no muera la esperanza de justicia que tanto anhela el ciudadano.
Dos casos han revelado y confirmado lo denunciado por este periódico en lo que respecta a la conducta del Ministerio Público en su parte más baja, lo ocurrido en La Romana, donde un sujeto de atrincheró y mató a varias personas, entre civiles y policías, y la sentencia del tribunal de San Francisco de Macorís con un hombre que aparentemente ha cometido un crimen bochornoso para la sociedad.
La cuestión es que estos casos son un espejo de lo mal que está el país en el marco del castigo a los que cometen crímenes que no tienen ninguna justificación y que lo escandaloso del caso no despierta algún interés especial de los que tienen la misión de buscar la sanción correspondiente
No es descabellado preguntarse: Cuál será el próximo caso, porque que nadie tenga dudas de que se producirán otros hechos de este tipo que indignan a la población en general.