Por  Miedo o por  Conciencia

Por José Cabral

La avalancha de dominicanos hacia los lugares de vacunación que se han instalado en diferentes lugares del territorio nacional, crea un ambiente de mucho optimismo.

Esa disposición a inocularse crea mucha esperanza de que la vida retornará a la normalidad y con esa actitud la gente ha mostrado estar dispuesta a enfrentar con las vacunas un enemigo que cuando ataca mata.

Ese enemigo, que no es otro que el coronavirus, ya ha dejado una secuela de dolor y sufrimiento en todo el planeta.

Los dominicanos deben hacer conciencia de que la adquisición de las vacunas es fruto de una política de endeudamiento que también dejará su secuela de sufrimiento para un pueblo lleno de precariedades y de unos niveles de corrupción insospechados.

En consecuencia, hay que aprovechar la posibilidad que existe en el país de vacunarse, porque es importante que se sepa que en algunos países sus habitantes no han recibido la primera vacuna para inocular a su gente.

Entonces, de alguna manera los dominicanos son privilegiados frente a la realidad que sufren otros pueblos, por esta razón se impone que la gente no lo piense dos veces cuando de vacunarse se trata.

Es la única forma de contrarrestar la agresividad del patógeno que cuando ataca, sino mata, deja secuelas físicas y emocionales que tal vez no se superan en años.

Retornar a la normalidad en lo que respecta a los efectos de esta enfermedad va a depender de que tanto esté dispuesta la gente a vacunarse y parece que ya es una decisión tomada como queda demostrado con lo concurrido de los lugares donde se ofrece gratuitamente la misma.

Luego de vencer en esta guerra en contra de un asesino silente y mortal como lo es el Covid-19, habrá que iniciar una segunda para superar los altos niveles de endeudamiento que pone en peligro la economía.

Pero la vida no tiene precio y no importa que tanto haya que coger prestado para preservar lo más preciado que tiene la existencia humana.

Sea por miedo a ser victima del coronavirus o porque se haya creado conciencia de la peligrosidad de la enfermedad, es plausible y muy válida la decisión de vacunarse.

No lo piense dos veces.