(EFE) Las delegaciones del gobierno sirio y de la oposición respaldada por Occidente se verán cara a cara “en la misma sala” el sábado 25 de enero por primera vez, anunció el mediador de las Naciones Unidas. Brahimi se reunió por separado con ambos grupos durante dos días en un intento por encontrar una solución -o al menos algunos puntos en común- a una guerra civil que ha dejado por lo menos 130.000 muertos.
“Vamos a reunirnos mañana. Espero que sea un buen comienzo y que continuemos hasta fines de la semana próxima”, afirmó. El mediador hizo su anuncio después de que el gobierno sirio amenazara con retirar a su delegación de Suiza si no empezaban “conversaciones serias” el sábado.
La oposición, que accedió al diálogo de paz sólo después de intensas presiones diplomáticas, se había resistido a sentarse frente a frente con personeros del gobierno, sobre el que insiste en que debe dejar el poder. Las conversaciones directas planeadas para el viernes entre el gobierno sirio y la Coalición Nacional Siria se habían cancelado.
La reunión de paz de Ginebra busca contener la violencia que ha forzado a millones de personas a huir, ha desestabilizado la región y ha convirtido Siria en un imán para los milicianos inspirados por Al Qaeda.
Muchos diplomáticos consideran que las negociaciones directas son la mejor esperanza para una eventual salida a la guerra civil siria de tres años. Hasta ahora, ambas partes habían pasado su tiempo en Suiza reafirmando sus posiciones, calificándose mutuamente de terroristas y culpándose una a otra por sumir al país en ruinas.
Mientras, la violencia cotinúa en varios puntos de Siria, incluso en las inmediaciones de Damasco. Las fuerzas del Gobierno bombardearon zonas en poder de los rebeldes en la ciudad de Alepo, según el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, y activistas locales.
Manifestantes en varias ciudades sirias protestaron contra las conversaciones de Ginebra con el argumento de que Al Assad ha demostrado con los ataques a su pueblo que antepone la violencia a las negociaciones.
“Nos bombardean y a nadie le importa”, dijo un manifestante en la ciudad de Sabqa. “El régimen de Assad no comprende el idioma del diálogo. Removeremos a este régimen criminal por la fuerza” era la inscripción de un cartel.
Combatientes chiítas de la organización extremista Hezbollah, del Líbano, luchan junto a las fuerzas de Al Assad en el área oriental de Ghuta, dijo el Observatorio. Los rebeldes que los enfrentan incluyen extremistas del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante, dominado por jihadistas extranjeros, agregó.
Desde Davos, donde se celebra el Foro Económico Mundial, el secretario de Estados de EEUU, John Kerry, aseguró que Assad “no puede formar parte del futuro” de su país. Según el funcionario de Obama, perdió la legitimidad al “masacrar” a su propio pueblo.
Desde el comienzo de la revuelta pacífica contra el régimen, en marzo de 2011, que terminó en la presente guerra civil, la violencia dejó más de 130.000 muertos y 2,4 millones de refugiados. Bashar Al Assad es el presidente de Siria desde 2000. Reemplazó a su padre después de haber sido designado candidato por el Partido Árabe Socialista Baaz, que es el partido único en el país. Su padre, Hafez Al Assad, había tomado el poder por medio de un golpe de Estado en 1971, después de participar en gobiernos militares desde 1963.