Las sospechas y evidencias son muchas de las andanzas de la mano con el crimen transnacional de presidentes y expresidentes de la República Dominicana.
Existen muchas suspicacias en los entornos de jefes de Estado como Leonel Fernández y Danilo Medina.
Leonel fue vinculado, en algún momento, con el narcotraficante Quirino Ernesto Castillo, quien incluso lo acusó públicamente de tener una deuda pendiente con él.
Es más, se llegó a decir que la planta que usaba la fundación Global, propiedad del expresidente, había sido comprada con dinero del bajo mundo.
Pero en este caso no hubo ningún tipo de investigación y todo ha pasado como si nada hubiera ocurrido.
Danilo Medina, por su parte, ha sido señalado como estrechamiento vinculado a César Emilio Peralta (El Abusador), poderoso narcotraficante dominicano que guarda prisión en una cárcel de Puerto Rico.
Pero era muy bien sabido en el país que ¨¨El Abusador¨¨ es el esposo de una hermana de la que fuera esposa de Juan de los Santos, quien en el momento de su muerto violenta era alcalde de Santo Domingo Oeste.
Por lo menos Juancito Sport, como era conocido muy popularmente por sus bancas de loterías, era uno de los financiadores de la tendencia de Danilo dentro del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), amén de que era compadre del exmandatario.
También se decía, lo cual debió investigarse, sino por las autoridades nacionales, por lo menos por las de los Estados Unidos, que el gobierno de Medina protegía al narcotraficante, a fin de hacer lo propio con este expresidente dominicano como ocurre con el exjefe de Estado paraguayo Horacio Cartes.
Por qué la diferencia en el manejo de ambos casos, la realidad es que no lo sabe este periódico, pero lo que resulta más extraño es que un país como la República Dominicana, con tan altos niveles de corrupción, disfrute de una tolerancia por parte de los Estados Unidos que no tiene una explicación lógica y convincente, ya que debían ser varios los expresidentes extraditados para ser juzgados en tribunales de la potencia de norte.
De todos modos, parece que la posición de Hipólito Mejía ha logrado calar, no sólo en la sociedad dominicana, sino también en los Estados Unidos, en el sentido de que un expresidente no debe ser tocado ni con el pétalo de una rosa, la cual es una forma de promover impunidad en favor del que no ha hecho la cosa bien desde la cima de poder.
De cualquier manera, queda la duda de que tal vez los Estados Unidos no cuenten con las pruebas suficientes para justificar la extradición de algún expresidente dominicano vinculado al lavado de activos y a otras variantes del crimen transnacional, ya que es lo único que podría justificar que en el país no haya un solo expresidente por lo menos investigado por sus andanzas con el crimen organizado.