Petronila La Antigua Santana junto a sus hijos.
RIO PIEDRAS, Puerto Rico.- “Fue horrible”. Con esa frase Petronila Lantigua Santana, resumió entre lágrimas los segundos angustiosos que vivió este martes en la madrugada cuando observó los rostros aterrorizados de sus hijos quienes fueron amordazados y atados de pies y manos en su habitación, víctimas de un dúo de delincuentes.
La madre de los hermanos, una niña de 4 años y un varón de 11 años, se despertó a eso de las 2:50 a.m., pasó a la habitación donde duermen sus hijos para verificar que estuvieran bien y allí se percató de que la puerta estaba cerrada con llave, en el hogar ubicado en la calle William Jones en Río Piedras.
“Yo siempre los chequeo, pero anoche (lunes) como me tomé una pastilla y quería acostarme porque tenía dolor de cabeza. Se me pasó porque yo siempre me levanto antes de las 2:00. Siempre me levanto dos y tres veces en la noche y los chequeo”, se lamentó Lantigua Santana rodeada por varias de sus amigas y vecinas.
Al entrar al dormitorio, la mujer -de 37 años- encontró la ropa regada por el piso, varias gavetas rotas y escuchó unos quejidos. Al encender la luz vio a sus hijos horrorizados acostados en la parte inferior de la cama litera, los desató y entonces despertó a su marido para proceder a llamar a la Policía.
Según la pesquisa, el niño escuchó ruidos en su hogar y sintió que lo agarraron. Cuando abrió los ojos observó a dos hombres, uno de ellos sujetando a su hermanita para atarlos. Luego, comenzaron a revisar la habitación y expresaron mientras se marchaban: “la próxima vez será peor”.
“Estaban amordazados en la cama y amarrados con sogas, solo el varón decía mmm (murmullos), porque estaban amarrados en la boca con una correa y las manos y los pies con la soga…es posible que hayan estado un par de horas porque el nene me dice que estuvieron mucho rato, pero parece que les pusieron algo como esa cosa de olor con un pañuelo, algo así», sostuvo la mujer llorosa tras indicar que los niños quedaron aturdidos.
“Por lo menos ahora están calmados, pero estaban muy nerviosos, llorando, fue horrible”, expresó, al tiempo que detalló que en el momento en que los desató, sus hijos “estaban súper nerviosos ahí sí gritaron. Me dijeron: ‘mami son dos, entraron dos hombres’, todo fue tan rápido”.
Aferrados a su madre
Espantada y llorosa, la madre le narraba a este medio el susto por el que atravesó, mientras su pequeña, se acercaba para enjugarle las lágrimas con un paño de bebé. Entre ratos, ambos niños se abrazaban a ella buscando refugio. El mayorcito respondió en tono bajo que ya estaba bien, cuando se le preguntó.
“No la tengo (explicación para lo ocurrido), yo llevo demasiados años aquí viviendo y aquí nunca había pasado eso. No se llevaron nada, porque no tengo nada, detrás de qué vinieron no lo sé porque no tengo nada”, exclamó.
El ama de casa piensa que todo se trató de una confusión porque alega que ni ella ni su esposo, Domingo Dixon Santos, de 37 años, quien es obrero de la construcción, tienen enemigos. Además, aclaró que tampoco son comerciantes ni tienen artículos de valor en su hogar.
Como parte de la pesquisa, los agentes investigadores tuvieron conocimiento de que en el 2008, el padre del niño de 11 años, fue asesinado en la calle William Jones en Río Piedras.
También, dijo el comandante Jesús Rivera, jefe auxiliar del Área de San Juan, que el CIC investiga si los delincuentes buscaban a otro vecino del edificio que es un comerciante de la localidad el cual aún no ha sido entrevistado.
“Ese ángulo es materia de investigación”, indicó Rivera.
“Tiene que ser (un error) porque yo no tengo enemigos, yo no tengo problemas con nadie, aquí somos unos vecinos bien unidos, es la primera vez, en este apartamento yo voy a cumplir 17 años viviendo aquí. Definitivamente ellos (la Policía), dicen que entraron al apartamento equivocado”, dijo la mujer al negar con la cabeza que su esposo tenga problemas o enemigos.
Señaló que el portón de entrada a su apartamento estaba cerrado y que el nene le dijo que vio a uno de los individuos con herramientas de cerrajería y que cuando salieron cerraron como si nada hubiese ocurrido.
Para el agente investigador Ángel Quiñones, los delincuentes, armados con cuchillas y utilizando guantes, tenían acento dominicano, uno de ellos era de tez negra, delgado y cubrían sus rostros con medidas. Uno tenía un tatuaje de una serpiente “anaconda con una calavera y una puñalada”, vestía una camiseta con calavera y un mahón oscuro rotos en las rodillas. El otro vestía con un abrigo negro y un pantalón largo oscuro.
Agentes del Cuerpo de Investigaciones Criminales del Área de San Juan entrevistaban a los vecinos, recrearon la escena y trabajaba para intentar localizar algún vídeo de cámaras de seguridad de algún negocio aledaño en busca de lograr la identificación de los presuntos ladrones o el vehículo en el que huyeron.
El Departamento de la Familia certificó que todo estaba en orden en el hogar de los menores, agregó el comandante Rivera.
El 30 de octubre de 2012, fue secuestrado un niño de seis años de origen dominicano cuando salía, junto a su padre y un hermanito menor, de su residencia en los altos del negocio La Canasta del Caribe en Santurce.
El niño Alfrey Michelle Infante Pérez salía de los altos del local ubicado en la avenida Borinquen en Santurce -donde residen- junto a su padre, quien lo llevaría al colegio Cupeyville en Río Piedras, cuando cuatro enmascarados los interceptaron y, tras golpear a su progenitor, se lo llevaron en una guagua Jeep Cherokee color gris con tablilla EQW-556.
El niño apareció en el edificio Mercantil Plaza en Hato Rey, muy cerca de su casa, alrededor de las 5:00 de la tarde.
Fuente: EL NUEVO DIA