Opinión
Que difícil es hacer política partidaria.
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Por José Cabral
Los partidos, grandes y pequeños, son una especie de maquinaria para destruir la honra de la gente, sobre todo si el blanco es una persona que quiere hacer las cosas diferentes.
Una conducta ética en la política partidista hace a cualquiera el blanco a destruir por la gran mayoría que no cree en otra cosa que buscar dinero a como de lugar.
Es una conducta que se repite en todos los partidos, de izquierda y derecha, porque el talento no cabe con la mediocridad y la mayoría de la gente que se dedica a la vida política partidaria está llena de odio, egoísmo, envidia y de otros antivalores que son difíciles de erradicar.
Lo más complicado de esto es que para cambiar un país hay que militar políticamente, porque los partidos son los únicos que tienen como propósito controlar el Estado, el cual es el único con poder para transformar la sociedad.
Y no se puede participar en política sin otros, es decir sin la gente, entonces el veneno de la mediocridad tiene que ser tolerado cuando se quiere ayudar el país.
Sin embargo, la tolerancia de los antivalores crea o genera muchos sufrimientos, ya que cuando se tiene una buena formación familiar difícilmente se puede convivir con la tendencia que ha tomado en este caso la sociedad dominicana.
El fenómeno de la mediocridad ya ha copado todos los escenarios públicos e incluso a las profesiones liberales, por lo que ahora este antivalor aparece en todos los escenarios.
Hace algunos años que una médico joven me comentaba que sus colegas cuando ella aparecía en su centro de trabajo para solicitar laboral allí, hacían lo imposible por hacerle danos profesional y personalmente para impedir su ingreso.
La Medicina es una profesión muy exigente, quizás la que más, que cuando un profesional de este sector es mediocre, las criticas provienen generalmente del paciente cuando se da cuenta de ello, pero no necesariamente de su colega.
Es importante para entender el fenómeno, que estos anti-valores aparecen en todos los escenarios, por lo que lo que ocurre en el los partidos políticos es parte de una crisis integral que padece la sociedad que tiene el mayor de los alcances y que nadie, absolutamente nadie, está libre del mal.
No importa que se vaya a vivir a Júpeter, porque al cabo del tiempo tendrá que regresar y a partir de ahí se podría ser víctima de un desgraciado fenómeno que ya se ha hecho una cultura y que su eliminación tendría que ser parte de una gran labor educativa del Estado, la cual siempre estará bajo el control de los partidos políticos.
Todo parece ser parte de un círculo vicioso del que no hay escapatoria, máxime si se tiene vocación de servicio y sensibilidad social.
En este contexto aparece mucha gente, podría decirse una gran mayoría, que está en contra hasta de ellos mismos.
Así de complicadas son las cosas, pero la participación partidaria es la única vía para cambiar las cosas malas que dañan a la sociedad, incluido el fenómeno de la mediocridad y los antivalores que generan como la envidia, el egoismo, el odio y la maldad, entre otros.