El presidente Luis Abinader nos tiene acostumbrados al clásico reculo, es decir, que cuando se toma una medida del tipo de que sea y la gente la rechaza, el mandatario la para.
Son incontables las veces que estas cosas ocurren, lo cual envía un mensaje preocupante sobre el concepto con que se maneja el Estado.
Ello podría implicar un gran peligro para la sociedad dominicana porque la forma poca pensada que con que se maneja la administración pública crea grandes riesgos a la nación, desacierto que el ciudadano ya no tolera.
Cuando el presidente se equivoca con la adopción de una medida de Estado, es lógico pensar que errores iguales o de mayor magnitud comete cuando escoge a los funcionarios de su gobierno.
Pero igual pasa con una serie de disposiciones que son producto de que el presidente está acompañado de gente con muy poca formación, lo cual provoca graves violaciones a ley, como ocurre ahora con el proyecto de presupuesto complementario que busca despojar de cuatro mil millones de pesos al Ministerio de Educación.
Esa violación a la ley orgánica del Ministerio de Educación, la 66-97, y el articulo 63, numeral 10 de la Constitución de la República no resulta nada gracioso, sobre todo cuando se persigue desviar ese dinero hacia algunas cuentas, como la de la Presidencia de la República, de la que nadie más tiene control, solo Luis Abinader.
No se sabe quién pudo haberle sugerido semejante contrasentido al presidente Abinader cuando el Ministerio de Educación acaba de salir de un escándalo que involucra a una de las principales figuras de su gobierno y del partido oficial.
Es un error político imperdonable y que además crea confusión y escepticismo en la sociedad dominicana, porque por un lado se busca atacar la falta de transparencia del manejo del patrimonio público y al propio tiempo se actúa como para consolidar lo que no se debe hacer.
El manejo inescrupuloso y sin miramiento del 4 por ciento para Educación no justifica la comisión de errores que empeoren el problema, sobre todo cuando la calidad de la enseñanza anda por los suelos y que en comparación con otras naciones somos una verdadera vergüenza.
Señor, presidente, procede en lo inmediato otro reculo del Gobierno, porque ahora el huevo de es de cualquier ave, sino de una de la más grandes de las que habitan el planeta.
No hay otra opción que detener ese contrasentido y el insensato proyecto que cursa en el Congreso Nacional, porque se trata de una flagrante violación a lo que dispone la Constitución de la República en lo que respecta al presupuesto destinado a la educación nacional.