Estudios indican que entre 30.000 y 70.000 dominicanas han sido víctimas desde hace tres décadas de trata para la explotación sexual fuera de su país, lo que ha convertido a la República Dominicana, de 10 millones de habitantes, en el cuarto proveedor de mujeres para esta actividad en el mundo, por detrás de Tailandia, Filipinas y Brasil.
La realidad de la dramática situación que atraviesan las dominicanas víctimas de la explotación sexual y comercial en el mundo es “compleja” porque no depende de su voluntad, sino que es consecuencia de la pobreza que padecen en la nación y de factores más globales, como las informaciones que llegan del exterior y la facilidad con la que actúan las redes.
Así lo explicó a Efe la socióloga Cristina Sánchez, cuya organización, Tú, Mujer, acaba de presentar junto al Fondo de Población de la ONU (Unfpa) la investigación “El tráfico ilícito y la trata de las mujeres dominicanas en el exterior”.
De acuerdo con la publicación, que incluye desgarradores relatos de 25 víctimas, las dominicanas están involucradas en el comercio sexual en al menos 66 países y territorios del mundo, algunos tan cercanos a la nación caribeña como los vecinos Haití y Puerto Rico, pero otros tan lejanos como Australia o el Líbano.
Sin embargo, Europa sigue siendo “el destino por excelencia”, según Sánchez.
Estas mujeres viajan ilusionadas “con la percepción de que alcanzarán el éxito, de que van a enviar dinero”, y por eso las familias se involucran en el proyecto, las ayudan a conseguir los recursos para el viaje, ya sea hipotecando casas, vendiendo propiedades o buscando dinero prestado, relató Sánchez.
Sin embargo, una vez en el exterior, se topan con alguien que les exige “entregar el dinero y los documentos de viaje”, añadió.
A partir de ahí empieza un verdadero calvario, desde todo tipo de vejaciones hasta asesinatos.
En la publicación, una de las víctimas narra cómo una amiga fue asesinada tras escapar del lugar donde estaban cautivas y ser encontrada por responsables de otro establecimiento dedicado también a la explotación sexual.
“La agarraron, le dieron muchísimos golpes, le metieron una varilla por su vagina, la amarraron y nos dijeron: ‘¿ven eso? es lo que se hace con las que se escapan”, relató la mujer, que no es identificada en el documento.
“Ella murió, la mataron dándole golpes y le pusieron una mordaza para que no se oyeran los gritos. La mataron dándole trompadas, con palos, hasta que murió”, agregó.
Otra, también sin identificar y que en el país vivía con su esposo y sus hijos y trabajaba en un parque de zonas francas, relató que emprendió un supuesto viaje a España convencida por “un hombre” de que allá “se pagaba muy bien” la manicura que ella realizaba cuando terminaba su jornada laboral.
“Mi familia me ayudó a buscar 3.000 dólares (2.300 euros), tomamos mucho dinero prestado, mi mamá hipotecó su casa. Me dejaron en Puerto España (Trinidad y Tobago), allí me esperó una persona y me llevó a un club de sexo (…), caí presa y ahora estoy aquí sin trabajo, me estoy volviendo loca porque mi mamá está perdiendo la casa”, afirmó.
Precisó, además, que todas han estado expuestas a drogas, alcohol y riesgos de enfermedades de transmisión sexual, entre otras enfermedades.
Las pocas dominicanas que pudieron huir, a veces ayudadas por clientes, no han logrado reinsertarse laboralmente a su llegada al país y, según el estudio, “los únicos ingresos con los que cuentan son los que provienen de su núcleo familiar más próximo, incluso, algunas aún cargan con la deuda que contrajeron para migrar”.
Por ello, los responsables de la investigación instaron al Gobierno dominicano a destinar recursos a impulsar el plan oficial para combatir la trata y el tráfico ilícito de emigrantes 2009-2014.
La trata de personas “es una vergüenza para la humanidad, porque no es algo que se hace porque alguien quiere, es una red que tiene poder, que atraviesa instancias publicas, incluso las de fronteras”, declaró Sánchez.