Las remesas de los inmigrantes en todo el mundo han aguantado la crisis global con firmeza y seguirán siendo una fuente importante de ingresos de los países en desarrollo en los próximos años.
Tal es la conclusión de un libro que acaba de publicar el Banco Mundial denominado Migration and Remittances during the Global Financial Crisis and Beyond (migración y remesas durante la crisis financiera global y más allá).
De acuerdo con Dilip Ratha, gerente de la unidad de migración y remesas del Banco Mundial y coautor del libro, desde 2008, cuando empezó la crisis global, los flujos de remesas cayeron solo 5% en 2009 pero luego se recuperaron rápidamente y se espera que este año los giros a países en desarrollo alcancen los 400.000 millones de dólares.
De acuerdo con las cifras del Banco Mundial, las remesas cayeron de 324.000 millones de dólares a 308.000 millones de dólares entre 2008 y 2009. Luego volvieron a crecer hasta llegar a 372.000 millones en 2011. El banco proyecta que el flujo de remesas a países en desarrollo alcance los 467.000 millones de dólares en el año 2014.
La historia de los giros a América Latina y el Caribe es similar. Entre 2008 y 2009, los giros pasaron de 64.000 millones de dólares a 57.000 millones de dólares, lo que representó una caída de un 11%. En los años siguientes los giros se recuperaron hasta llegar a 66.000 millones este año y se prevé que para 2014 la cifra de América Latina y el Caribe llegue a 77.000 millones de dólares.
¿Por qué se sostienen las remesas a países en desarrollo en medio de una crisis económica global? «La primera razón es que se esperaba que con la crisis se frenaran las corrientes migratorias y se produjera un retorno masivo de inmigrantes a sus países de origen, pero eso no ha sucedido», dice Ratha.
Otra razón importante, dice, es que como resultado de la crisis el dólar se fortaleció frente a monedas de países en desarrollo y esto generó un efecto positivo para las remesas porque los inmigrantes podían enviar menos dólares. Por la misma razón, al devaluarse las monedas frente al dólar las inversiones se volvieron más baratas.
Por otro lado, «inmigrantes como los hispanos en Estados Unidos, han compensado los efectos de la crisis sobre sus ingresos con recortes de gasto en otros rubros para mantener las remesas», dice Ratha.
Se sabe desde hace tiempo que las remesas son parte fundamental de muchas economías en desarrollo. De hecho, en algunos países de Centroamérica las remesas pueden llegar a representar más del 15% de la producción total de bienes y servicios o producto interno bruto (PIB). Por ejemplo, en El Salvador las remesas representan el 16% del PIB y en Honduras el 19%, según el Banco Mundial.
La importancia económica de las remesas se ha mantenido en la crisis. Otro hallazgo del estudio reciente del Banco Mundial es que las remesas, como fuente de capital, son tan importantes en los países en desarrollo como la inversión extranjera directa.
El Caribe