Riqueza y pobreza, un verdadero dolor de cabeza para todos

Por Elba García

Las principales ciudades de la República Dominicana están conformadas por urbanizaciones y residenciales de clase media y alta que tienen en su interior o en sus alrededores asentamientos de pobreza que constituyen una urticaria y que rompen la dinámica de las mismas.

La Puya, El Caliche, La Yuca, El Manguito, La Tablita, La Yaguita, Los Praditos y El Quisqueya son barrios de extrema pobreza enquistados en residenciales de gente de alto poder adquisitivo.

El surgimiento de estos barrios se produjo durante las revueltas armadas de 1965 y 1984.

Los residenciales y condominios de personas adineradas tienen calles amplias y bien asfaltadas, mientras que las barriadas de gente pobre cuentan con callejones y vías muy estrechas, generalmente en muy malas condiciones.

Los residenciales están adornados con jardines bien cuidados, áreas verdes, chocheras y terrazas, mientras en los barrios marginados no hay árboles, los vehículos se mantienen parqueados en las calles y los residentes aprovechan hasta el mas mínimo espacio para ampliar sus viviendas.

Los barrios carenciados tienen por doquier bancas de loterías  y colmadones  con muchas personas aglomeradas.

Empero, en los barrios de personas acomodadas solo se observa la presencia de aquellos que salen a pasear sus perros y a trotar en horas de la mañana.

Otra característica de los sectores más necesitados es el elevado número de zapatos y tenis colgados en los cables del tendido eléctrico y personas tomando ron y cervezas en las aceras.

En realidad hablamos de un contraste de pobreza y riqueza  que se traduce en un verdadero dolor de cabeza para todos, cuya realidad nadie la ha estudiado detenidamente.