Santiago de los Caballeros ha sido copado por la delincuencia.

Por José Cabral.

Santiago, segunda ciudad en importancia de la República Dominicana, ha sido invadida por una delincuencia generalizada, una a mano armada, pero otra pacífica.

En lo que respecta a la delincuencia con violencia, la segunda capital, como muchos la llaman, ocupa un lugar de primer orden, pero la que menos se ve, que es la que se produce sin violencia, luce que ocupa también una posición cimera en el otrora Santiago dormilón.

Santiago sorprende permanentemente al país con hechos sanguinarios y asesinatos en plena vía pública a cualquiera hora del día, cuyas acciones provienen del joven que ha escogido el camino del robo a mano armada y otras variantes del crimen organizado, como el sicariato, el cual ha tomado mucho cuerpo en esta parte del país.

Naturalmente, los hechos que más escandalizan son los violentos, como el asesinato del niño de nueve años que vino al país a pasar unos días con su familia, aunque hay versiones que atribuyen ese crimen a un problema de sicariato, no de delincuencia común.

Pero lo cierto es que Santiago está siendo azotado por una ola de delincuencia y de violencia que causan una gran alarma nacional.

Sin embargo, la alama fuera mayor si la gente conociera otros detalles que tienen que ver con la delincuencia sin violencia, como por ejemplo la gran cantidad de personas que cobran trabajos por adelantado y que engañan a sus contratantes.

En estos casos el que ha pagado por adelantado o que ha desembolsado alguna suma de dinero para la realización de un trabajo o reparación, sabe muy bien la tendencia que ha tomado esta conducta en la ciudad de Santiago.

Debe decirse que estas distorsiones, aunque son propias de países pobres con grandes exclusiones sociales, pero lo que ocurre en Santiago parece desproporcionado.

El fenómeno no es exclusivo de una área laboral, sino de una mayoría de  los que ofrecen una diversidad de servicios, porque el mecánico de vehículos de motor da un diagnóstico que no se corresponde con la verdad para cometer sus fechorías, el ebanista también se la inventa para engañar a sus clientes, el herrero altera los precios de los materiales, entre otros  casos, pero donde la puerca tuerce el rabo es cuando piden el 50 por ciento por adelantado del trabajo a realizar, lo cual casi siempre termina en una fiscalía que no sólo tolera el crimen, sino que también lo promueve.

La verdad es que Santiago se proyecta como una ciudad colapsada donde el que se  inclina por lo ilegal con o sin violencia ha pasado a ser el rey de la que antes se decía que constituía un ejemplo en el país., cuyo colmo es el hecho de que el alcalde del municipio de Santiago de los Caballeros tiene el Palacio Municipal lleno de delincuentes sin que nadie pueda explicar la razón.

 Frente al cuadro que presenta Santiago, el ciudadano decente y que quiere vivir en paz tendrá que buscar muy pronto otro lugar donde criar a sus hijos y nietos, porque no parece que con los políticos que controlan el escenario nacional haya esperanzas de cambios

Es un cuadro más que preocupante.