Se Abre un Nicho para el Surgimiento de una Nueva Opción Política en el País.

Por José Cabral.

La reciente encuesta realizada por el Centro Económico del Cibao mediante un acuerdo con el periódico digital acento.com.do, ha establecido como está el nivel de aceptación de prácticamente todos los partidos políticos del país.

Esa realidad plantea una situación nueva que tiene que ver con la decepción de la gente sobre la mayoría de las organizaciones políticas, las cuales lucen muy desacreditadas y que en consecuencia han perdido su credibilidad.

En la medición el Partido Revolucionario Moderno (PRM) aparece con un 51.1 por ciento, el Partido de la Liberación Dominicana con 15.4 y la Fuerza del Pueblo (FP) con 5.3, pero los demás alcanzan muy baja puntuación, sólo ocupa un lugar importante en la misma aquellos que no tienen preferencia por ninguno.

La aceptación del PRM está asociada a que es un partido que apenas acaba de entrar al control del Estado y esa condición le ofrece una serie de ventajas frente a los demás por los recursos que maneja, pero no deja de ser preocupante que sólo esté en ese nivel de popularidad.

En lo que se refiere al PLD su baja aceptación es entendible, en virtud de que ha sido sacado del poder en medio de una serie de escándalos de corrupción, que involucran a familiares de Danilo Medina y de la exprimera dama, Cándida Montilla.

La Fuerza del Pueblo sólo llega a algo más de un 5 por ciento, lo cual también quiere decir que Leonel Fernández luce muy rezagado en lo que respecta a su nivel de aceptación en el seno del pueblo dominicano.

La izquierda por su comportamiento no aparece en la encuesta, pero todo ello quiere decir que la falta de transparencia, las conductas inmorales y anti éticas parecen ser la principal amenaza en contra de los partidos tradicionales del país, dentro de los que habría que incluir al PRM, cuyos militantes y dirigentes asumen el mismo comportamiento que los que se desgastan en el proceso.

Independientemente de como se quieran interpretar los resultados de esa encuesta, hay que decir que la misma deja muy claro que en el país el ciudadano no confía  en los partidos políticos que se mueven en el escenario nacional, ello así porque ninguno aparece con alrededor de un 25 por ciento, muy por encima del PLD y de la Fuerza del Pueblo, sólo por debajo del PRM.

Si se partiera de la hipótesis de que ese 25 por ciento está a la espera de una opción nueva en el país, habría que concluir que si surgiera y satisface las expectativas de ese segmento de la población, esa nueva propuesta tendría la posibilidad de crecer hasta prácticamente competir con el PRM, sobre todo porque el partido oficial luce como si los zapatos del Estado le han quedado grande.

Además, los funcionarios del Gobierno de Luis Abinader no ofrecen nada nuevo al votante, porque hasta su conducta se parece mucho a lo que ha sido el comportamiento tradicional de los partidos que han tenido históricamente el control del Estado.

Todavía es muy prematuro para hablar de estas cosas en la República Dominicana, pero el despertar del ciudadano podría constituirse en el principal reto para que los partidos se vean obligados a comportarse de manera diferente y satisfacer las expectativas de la población.

Aún no se observa en el escenario nacional ninguna fuerza ni liderazgo nuevo que pueda capitalizar el descredito que afecta a los partidos tradicionales y aprovechar lo que representa un 25 por ciento de ninguno, cuya traducción al lenguaje político quiere decir que no comparten la forma de manejarse de la gran mayoría de las organizaciones que buscan controlar el Estado en el país.

El tiempo hablará a este respecto, porque la verdad es que la política partidista está tan contaminada en la República Dominicana que no está claro cuál será el destino de la nación frente a una cantidad tan grande de depredadores del patrimonio nacional, por lo que sería muy saludable el surgimiento de una nueva fuerza política que se rija por la ética y la moral, por una metodología de trabajo, por la disciplina y por un plan estratégico en el manejo de la administración pública.