NACIONES UNIDAS — Nikita Krushev golpeó la mesa con un zapato. Yaser Arafat se presentó con una rama de olivo y una pistola. Hugo Chávez dijo que el estrado olía a azufre. El presidente salvadoreño Nayib Bukele podría haberse incorporado el jueves a la lista de líderes que producen momentos memorables en la Asamblea General de las Naciones Unidas al iniciar su discurso tomándose una selfie.
“Créanme, muchas más personas verán esa selfie que las que escucharán este discurso”, dijo Bukele.
Bukele, un fanático de las redes sociales, a las que atribuye su ascenso a la presidencia de su país, apeló a ese recurso para enfatizar la importancia de esas herramientas en el mundo moderno y decir que el formato de la Asamblea General no está a tono con los tiempos.
“Aunque no lo queramos aceptar, la red cada día se vuelve más el mundo real y este formato de Asamblea se vuelve cada vez más obsoleto”, señaló, quien se presentó con la camisa abierta, sin corbata. “Hemos oído muchas buenas ideas, muchos discursos interesantes, pero realmente, la forma en que venimos hablando aquí no ha cambiado desde hace 74 años. El mundo ha cambiado, y la Asamblea General continúa siendo la misma”.
Bukele, de 38 años, planteó que pronto no será necesario el gasto que representa organizar la sesión de la Asamblea General en la sede de la ONU en Nueva York y los funcionarios no tendrán que dejar a sus familias y amigos y desatender sus tareas. Todo se podrá manejar con video conferencias, con una participación ciudadana.
Si no se adapta a los nuevos tiempos, dijo el mandatario, la ONU puede correr la misma suerte que Kodak, BlockBuster, los dinosaurios o los Teen Choice Awards.
El presidente salvadoreño no habló prácticamente de los graves problemas que aquejan a su país, como la violencia, la pobreza, las pandillas y la emigración masiva.
Tras su discurso, explicó a periodistas que la realidad de El Salvador ya la expuso en otros foros y que repetir los mismos problemas que enfrenta el país en la ONU no los resolverá. Su idea fue presentar una imagen distinta de su país, proyectada hacia el futuro.
“Qué papel debería venir a jugar? ¿Venirles a pintar el cuento, como hacían los otros presidentes, de pintar un Salvador que no existía? ‘Hemos combatido la pobreza y la desigualdad y hemos crecido tanto y la gente está bien y la salud y la educación está excelente’. Yo recuerdo que a todos nos daba cólera ver a los presidentes venir a mentir”, dijo Bukele. “Yo dije por qué no mejor ponemos a El Salvador como una voz de cambio en el mundo”.
Bukele hizo un análisis de la trasformación de los medios de comunicación.
“Ya no es necesario el gran equipo televisivo para poder filmar entrevistas, ni mucho menos, equipos sofisticados. Miren el iPhone 11 Pro, por ejemplo, o el nuevo Samsung S10. Hasta películas de cine se pueden filmar con ellos”, manifestó. “¿Por qué aquí seguimos haciendo las cosas como siempre?”.
“Los que estamos aquí, supuestamente representando a las nuevas generaciones, ¿realmente lo hacemos? ¿Realmente representamos a la juventud de hoy? ¿A la población de nuestros países?”, preguntó el mandatario.
Cuando se le pidieron detalles concretos de su propuesta se limitó a decir que la tecnología moderna permite la participación de todo el mundo.
Bukele, que cuida su imagen y viste elegantemente, aunque con un estilo informal y nunca usa corbata, es un experto en el manejo de las redes sociales. Durante su campaña presidencial no dio entrevistas a los canales de televisión, ni a radios y tampoco fue a los debates con otros candidatos. Toda la campaña la hizo a través de Twitter y Facebook y usa las redes para comunicarse con sus ministros.