Sentencias que cambian la correlación de fuerza en desfavor del Ministerio Público.

El Tercer Tribunal Colegiado Penal del Distrito Nacional ha marcado este jueves la tendencia que podría producirse en el sistema de justicia nacional con los casos que lleva el Ministerio Público en contra de la corrupción administrativa.

Cualquiera pudiera decir que todos los casos no son iguales y es verdad que es así, pero como en la justicia nacional hay tanta contaminación que ahora mismo no hay ningún órgano, incluido el poder judicial, al margen de los intereses políticos que se mueven en el escenario nacional.

Desde hace muchos meses que se veía venir una distorsión de lo que ocurre con los procesos que lleva el Ministerio Público, porque han surgido muchas imputaciones de que este órgano está motivado en razones políticas para perseguir a los corruptos.

Aunque ese argumento no tiene mucha fuerza ni credibilidad, pero sin lugar a dudas que es un motivo más que suficiente para que haya cierta resistencia de un sistema de justicia contaminado con una serie de males que obstaculizan el adecentamiento nacional.

No se puede olvidar que entre los imputados en el caso Odebrecht la gran mayoría son o eran dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y para nadie es un secreto que el control de la judicatura la tiene ese partido a través de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia.

En consecuencia, los tribunales cuentan con un arma muy poderosa para la absolución de aquellos que ellos entiendan que se identifican con su causa, porque como se dice más arriba hay la llamada íntima convicción del juez, la cual nadie puede cuestionar, a menos que no sea a través de los recursos que otorga la misma ley.

En la motivación de las tres juezas se pudo observar que parece que en los expedientes sometidos a su ponderación había muchas deficiencias, pero pese a ello hay que decir que las conclusiones para emitir las sentencias al respecto como que tampoco no son del todo convincente.

Lo cierto es que desde cualquier perspectiva que se miren las sentencias emitidas sobre el caso Odebrecht representan una desesperanza para la población, porque a partir de ahora no son pocos los que verán los procesos que se siguen en contra de los corruptos como una forma de entretenimiento y de hacer un circo con un mal que parece llevar al abismo al país.

Haya razón o no de las juezas para fallar como lo hicieron, las sentencias del referido tribunal son como una especie de balde de agua fría a los procesos que se desarrollan en el país en lo que respecta a la plaga llamada corrupción administrativa.

Las sentencias dejan la sensación de que ha triunfado nueva vez en la sociedad dominicana la impunidad que tanto mortifica a la gente por las secuelas dejadas en contra del progreso nacional.

Sólo falta decir, a Dios que reparte suerte.