Roma.- Rusia, Canadá, Estados Unidos, China y Brasil son los cinco países que tienen más carbono almacenado en los suelos y juntos concentran más de la mitad de esa materia en todo el mundo, según un nuevo mapa presentado hoy en Roma.
El director del Panel técnico intergubernamental de suelos, Luca Montanarella, destacó en un acto con motivo del Día Mundial del Suelo el trabajo realizado a nivel nacional para medir la cantidad de carbono orgánico presente en los suelos.
En total, se contabilizaron 680.000 millones de toneladas de carbono en los treinta primeros centímetros de suelo a nivel global, casi el doble del que existe en la atmósfera y mayor a los 560.000 millones de toneladas de carbono en la vegetación.
Más del 50 % del carbono en el suelo está repartido entre Rusia (con el 19,6 % de las reservas, 133.000 millones de toneladas), Canadá (12,7 %), EEUU (8,3 %), China (6,9 %) y Brasil (5,4 %).
Los otros cinco países más ricos en ese recurso son Indonesia, Australia, Argentina, Kazajistán y la República Democrática del Congo, según la nueva evaluación.
El mapa mundial de carbono orgánico del suelo revela áreas naturales con una alta concentración de carbono que necesitan conservación y otras en las que se podría retener una mayor cantidad.
Montanarella apeló a la «responsabilidad» de los Estados para evitar que esas cantidades se liberen a la atmósfera mediante la degradación de los suelos o las malas prácticas de gestión, lo que contribuiría a aumentar los gases de efecto invernadero.
Apuntó que el conocimiento sobre este tipo de carbono podrá emplearse en las negociaciones internacionales, como las que se llevan a cabo en materia de cambio climático o desertificación.
En el acto, la llamada Alianza mundial por el suelo premió a la Asociación argentina de productores en siembra directa por sus esfuerzos para promover prácticas sostenibles contra la erosión del suelo.
Su presidente, Pedro Vigneau, agradeció el reconocimiento y destacó que 30 millones de hectáreas (el 90 % de la superficie cultivada en Argentina) se utilizan para producir alimentos sin necesidad de ser aradas previamente.
Según el productor, la ausencia de labranza y la presencia de una cubierta vegetal compuesta de anteriores cultivos mejoran las condiciones del suelo y garantizan una buena producción en su país, importante exportador de alimentos.
La subdirectora general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Maria Helena Semedo, recordó que la actividad humana depende de los suelos, que contribuyen al almacenamiento de carbono, la alimentación y la conservación de la la diversidad biológica.
La materia orgánica del suelo, que contiene carbono, es importante también para la fertilidad de las tierras y la infiltración y retención de agua.
Según la FAO, los suelos degradados suman un tercio del total y con su restauración se podrían eliminar hasta 63.000 toneladas de carbono de la atmósfera dentro de la lucha contra el cambio climático.