Si es cierto que el gobierno va a realizar sus obras estructurales por sí mismo, prescindiendo de las mafias que hay alrededor de poderosas compañías de construcciones, el gesto-aunque obliga a un natural escepticismo- es encomiable.
Estas, por cierto, tienen las mejores y la más amplia colección de instrumentos de trabajo habiendo adquirido una capacidad instalada bastante rentable.
Las dudas vienen porque resulta muy difícil que el Estado se pueda abocar por sí mismo a estas tareas que dominan ampliamente compañías por cierto ligadas al ex presidente Leonel Fernández que no desaprovechaba la oportunidad de favorecerlas en su condición de aliado y socio de algunas de ellas, las más poderosas.
El Estado tiene el poder para deshacerse de estas compañías, una de las cuales tiene como uno de sus jefes al rector de la universidad Madre y Maestra, en condición de socio, perteneciente al llamado Grupo de Santiago, que integran Núñez Collado, Félix García, Manuel Estrella y Carlucho Bermúdez.
El lobista, el que obtiene los privilegios y el que más sabe de tráfico de influencia, es Núñez Collado, permanente enviado del grupo cuando se trata de actos de poder.
Con la austeridad en el gobierno, que viene de un derroche obsceno en medio de una crisis (Leonel sólo citaba la crisis para explicar porqué no aprobaba, por ejemplo, el 4 por ciento de la Educación, pero guardaba silencio a la hora de gastar en obras superfluas, en derroches y en corrupción), con la rebaja de los sueldos a funcionarios y la eliminación de nóminas supernumerarias y con otros gestos más bien simbólicos, el gobierno del presidente Danilo Medina, muestra un rostro al menos decente frente al asco anterior.
No se le puede negar, por mezquindad, el reconocimiento de al menos, la intención de hacer las cosas de otro modo.
Lo que hay que esperar es ver hasta dónde va a llegar. Y tiene que profundizar si quiere sobrevivir.
Al juicio del tiempo y de las generaciones.
El apenas está tocando una melodía lenta y suave.
Tiene que manejar la orquesta con destreza de músico consumado o exponerse a la caída estrepitosa de la popularidad y de nuevo al estímulo del pesimismo que invade al país al ver que prácticamente la mayoría de sus gobernantes se identifican temprano con la corrupción y se bañan en sus aguas tumefactas.
Vamos a ver, tranquilamente sentados, como quien observa una batalla lejana- si en las áreas citadas, Medina va a hacer lo que nunca se hizo.