Opinión
Sopa de Democracia con Dictadura
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Por José Cabral
De acuerdo al senador estadounidense resulta muy difícil defender la ayuda que estos tres países reciben de los Estados Unidos si no se deciden en favor de lo que él llama defensa de la democracia en la región.
Es muy poco digerible la advertencia del político de los Estados Unidos en virtud de que no se puede hablar de democracia mediante un procedimiento anti-democrático.
Pero peor aún, resulta contraproducente que un gobierno como el de Donald Trump pueda dictar cátedras de democracia en algún lugar del mundo.
Es como pedirle peras al olmo, ya que lo que es verdaderamente democrático es que cada quien vote por lo que entiende que se ajuste a su convicción, sobre todo en un órgano como la OEA, donde supuestamente se enarbolan principios democráticos.
Independientemente de cual sea la realidad venezolana, esta nación debe darse sus propios mecanismos para que su Estado sea más democrático si se entiende que allí no se camina por ese sendero.
Sin embargo, resulta muy difícil que estos países, República Dominicana, El Salvador y Haití puedan cambiar su indecisión, sobre todo porque los últimos dos tienen grandes agradecimientos con el gobierno venezolano.
En el caso de la República Dominicana se trata más que nada de su política del camaleón, porque es poco entendible que gobiernos pro-neoliberales y de derecha tengan más lealtad con Estados que están en el otro extremo, como es el caso de Venezuela.
El único agradecimiento que se le podría enrostrar al gobierno dominicano con el Venezolano sería Petrocaribe, pero ya este programa está totalmente desnaturalizado e inhabilitado por la propia situación de la nación hermana.
En todo caso, estas tres naciones, República Dominicana, El Salvador y Haití, tienen el gran reto de dotarse de una posición de dignidad y cambiar su indecisión con la inclinación por dar su voto en favor de que sean los venezolanos los que busquen una solución a su situación económica, política y social.
Hay que tener una moral muy alta para exigir a los demás democracia cuando el demandante actúa en una dirección contraria.
Eso no tiene otro nombre que doble moral.