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Temen que estalle guerra de papeletas y violencia en la primaria del PLD

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Por Juan Bolívar Díaz

La caldera sigue calentándose en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cada vez con mayores descalificaciones entre los grupos del presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández que se disputan las candidaturas y el liderazgo definitivo de esa organización política que ha gobernado cinco de los últimos seis períodos constitucionales.
Sin nadie que asuma el arbitraje interno del partido y con casi todos los altos funcionarios dirigiendo la campaña del precandidato Gonzalo Castillo, definido como el delfín del presidente Danilo Medina, aumentan los riesgos de división o de que queden tantos heridos que requieran mucho tiempo para restañar los traumas y restablecer la unidad.
Los temores expresados
Los temores de un estallido de violencia en la elección primaria de los peledeístas, que se manejaban en silencio, han saltado a los comentarios públicos y llegaron hasta el presidente de la Junta Central Electoral, quien consideró necesario formular un llamado al entendimiento, cuando le preguntaron el miércoles sobre una propuesta de pacto para acatar los resultados formulada por el precandidato Castillo. El doctor Julio César Castaños recordó que así se hizo en el pasado, y añadió que “es una aspiración de todos que tengamos una precampaña sin violencia”.
El mismo día el grupo peledeísta “Fuerza Boschista” propuso una reunión cumbre antes del 6 de octubre entre Medina y Fernández “para bajar la tensión y evitar violencia durante el proceso”. Mientras informes provenientes del interior del país registran una elevación de las confrontaciones entre precandidatos de las dos facciones que se disputan las candidaturas y el control del partido gobernante. Ayer un sacerdote y dos dirigentes sociales de El Seibo dijeron por Teleantillas que allá funcionarios están entregando $100 mil a los precandidatos.
El espectro de los 4 muertos y una decena de heridos en la anterior elección de candidatos peledeístas, en diciembre del 2015, planea sobre el actual proceso. Aquella vez ya habían pasado 6 meses del acuerdo para la repostulación del presidente Medina, de los senadores y la mayoría de los diputados y alcaldes, por lo que la elección fue casi solo para regidores y vocales. Y la votación era con padrón cerrado, es decir, solo los miembros del partido. El 6 de octubre estarán en juego todas las candidaturas, y ahora con derecho de cualquier ciudadano a votar.
Una guerra de papeletas
La elección de todas las candidaturas del PLD con padrón universal no tiene precedente en el país y se realiza en contadas naciones del mundo democrático, en América Latina solo en Argentina, Colombia, Honduras y Uruguay. Aquí con el inconveniente de que es grave la compra de votos, como lo acaba de documentar el Barómetro Global de la Corrupción, de Transparencia Internacional, según el cual el 46% de los dominicanos han recibido ofertas para comprarle el voto. Solo por debajo del 50% en México, en toda América Latina.
Hay convicción de que elementos de todos los partidos han apelado a esa práctica delictual y los medios de comunicación han difundido personas con letreros preguntando cuánto le daban para votar. Lo han registrado también las observaciones electorales de Participación Ciudadana. Si en las elecciones nacionales vota en promedio 70% de los empadronados y en las congresuales y municipales del 1998 al 2010 promediaron 50%, en las primarias podría ser 33-35%, lo que deja dos tercios de la población a merced de los compradores.
De hecho, en todos los partidos se ahorran recursos para “llevar los ciudadanos a votar”, lo que en principio implica el transporte, pero se extiende a comidas, bebidas y dinero en efectivo, en sumas que oscilan entre 200 y mil pesos. El temor en las primarias es que la corrupción genere enfrentamientos entre compañeros de partidos, y no solo disputándose votos para los precandidatos presidenciales, sino también para los legisladores, alcaldes, regidores, directores municipales, regidores y vocales.
La puja del danilismo durante dos años por el padrón abierto fue atribuida a que dispondrían de más recursos que nadie “para llevar gente a las urnas”, y un peledeísta bien informado señaló que eso ha determinado que los leonelistas hayan sido austeros en la propaganda pagada, porque están reservando pan y no para mayo, sino para el 5-6 de octubre próximo. En la reciente declaración a la JCE los ingresos de Gonzalo y Leonel totalizaron $538.5 millones, repartidos 54 a 46%, respectivamente, y los gastos $447.0, para un 60 a 40%.
Desconfianza generalizada
La desconfianza se extiende más allá del partido gobernante, pues esta semana, el Foro Permanente de Partidos Políticos, seis de los cuales declararon apoyo a Leonel, denunció el resurgimiento de “la vieja práctica de comprar cédulas para evitar que los contrarios voten”. La leonelista Coalición para Defensa de la Constitución pidió esta semana a la JCE que el conteo de los votos para los candidatos presidenciales se haga manualmente, lo que luego fue asumido el jueves por el delegado político del leonelismo ante el organismo, Rubén Maldonado.
La propuesta ha tenido amplio rechazo, porque todos los partidos habían aceptado la automatización, y por tardía, pues ya la JCE debe tener hasta impreso el manual operativo para las mesas de votación. Pero además luce innecesaria si, como está programado, se hará conteo manual en una muestra del 20% de las mesas electorales, que seleccionadas aleatoriamente y bajo discreción es hasta excesivo, pues los conteos rápidos de Participación Ciudadana en varias elecciones generales resultaron casi exactos al resultado oficial y solo involucraron el 8% de las mesas. También hubo denuncia de contratación de expertos, por un lado para desarrollar campaña sucia, y del otro informáticos israelíes y rusos para hackear la automatización, lo que rechaza la JCE porque lo considera imposible con 7,372 computadoras que solo se conectarán a la red al transmitir el resultado.
La propuesta leonelista fue un error táctico, pues permitió que se le atribuyera a que “se sienten perdidos”, aunque refleja la enorme desconfianza entre las dos facciones peledeístas, que tuvo otra expresión en el tajante rechazo del mismo Leonel Fernández a la propuesta de pacto de acatamiento de los resultados formulada por Gonzalo, recordando que los danilistas violaron en agosto el pacto de alternancia en la presidencia de la Cámara de Diputados. Mientras el ministro Ramón Peralta aconsejaba al leonelismo “guardar las lágrimas para después del 6 de octubre”.
El metamensaje del coronel
Con Gonzalo Castillo casi solo con enorme propaganda por todos los medios, hasta la saturación y generando burlas en las redes, y cuando el principal partido de oposición, el PRM, intimaba formalmente a los altos funcionarios designados jefes de la campaña de Gonzalo, para que tomaran licencia o renunciaran, bajo amenaza de ser llevados a la justicia, se produjo el jueves el escándalo sin precedente del coronel que exhortó a elegir al delfín del presidente.
Fue un mensaje audiovisual de 20 minutos, subido a las redes, con escenografía que incluía la bandera nacional, cámara profesional, leído en teleprompter, que incluyó citas de Cicerón y San Agustín, protagonizado por el teniente coronel Jaime Ramón Reynoso Martínez, quien se autodefinió militar de carrera y abogado en ejercicio (sic), por lo que debe asumirse que estaba consciente de que violaba la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas y la Ley del Régimen Electoral, además de la Constitución de la República.
El coronel defendió el gobierno de Medina con argumentos y estadísticas, como si fuera Roberto Rodríguez Marchena el director de comunicaciones de la presidencia, para motivar el apoyo a Gonzalo porque seguiría las realizaciones de “su mentor el presidente Medina”, tras advertir sobre “momentos tenebrosos” y para impedir el triunfo de “avariciosos”, exhortó a los reservistas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional apoyar su causa.
La ocurrencia fue tan escandalosa que el Ministro de las Fuerzas Armadas reunió inmediatamente a su Estado Mayor y pidió la cancelación del oficial, y el vocero de Gonzalo Castillo lo desligaba del video y pedía determinar su origen. Pero en el aire quedaron muchas especulaciones sobre el objetivo de una acción tan desacertada, sin que faltaran los que la asumieran como demostrativa de que “el poder es absoluto y no se le desafía” como se dijo recientemente. Otro metamensaje, que se “hará lo que sea necesario para que Leonel no gane”.

Costo de la incertidumbre

En ámbitos empresariales crecen las preocupaciones por el costo que puede arrojar la incertidumbre política y la confrontación en el seno del gobierno y no solo por el gasto en la precampaña y el que se vislumbra para las elecciones generales, sino también en las actividades productivas y la confianza, en medio de una tanda de apagones e inexplicada escasez de fuel oil para generar electricidad. Por de pronto el mercado cambiario sigue en sobresaltos con el dólar ya sobre 53 pesos y los bancos limitando las ventas individuales a 500 dólares, aunque el Banco Central ha inyectado al mercado en septiembre 170 millones de dólares.
Tampoco han tenido suficiente demanda los pesos descontados por el Banco Central del encaje legal de los bancos para préstamos que reactiven la economía, aún con la reducción de la tasa de créditos. Mientras se informa de cierre temporal de hoteles y la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASC) denuncia la suspensión de 10 mil trabajadores del sector. Se mantiene en silencio la dimensión real de las cancelaciones de reservas hoteleras para la próxima temporada de invierno y el año próximo, tan alta que hasta los críticos prefieren no revelarla.
Lo que ya se define como la mayor crisis del sector turístico dominicano habría estuvo determinado por la muerte no suficiente ni oportunamente aclaradas de varios turistas, por el atentado donde quedó al borde de la muerte el astro beisbolero David Ortiz, por escándalos de narcotráfico y la difusión de noticias y gráficas sobre la militarización que afectó al Congreso Nacional cuando se intentaba la fracasada reforma constitucional que pretendía abrir paso a otra reelección del presidente Medina.

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Cirugía de obesidad “no son tratamientos que compiten, sino que se complementan”

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Una investigación reporta que en Estados Unidos los pacientes que se sometieron a una cirugía bariátrica se redujeron un 25%, mientras que aumentó un 123% aquellos a los que se le recetaron los nuevos medicamentos

Los innovadores fármacos contra la obesidad, que ayudan a perder alrededor del 15% del peso del paciente, han revolucionado la lucha contra esta compleja enfermedad crónica. Estos medicamentos, conocidos como agonistas del receptor GLP-1, imitan las hormonas que de forma natural generan la sensación de saciedad: actúan en el intestino y mandan una señal al cerebro para hacernos sentir llenos. Su éxito ha sido tal, que ha sacudido los cimientos de la atención a la obesidad hasta hacer replantear estrategias terapéuticas ampliamente consolidadas, como la cirugía de la obesidad (bariátrica). Una investigación publicada en Jama Network Open ha documentado que entre 2022 y 2023, en Estados Unidos, a la vez que crecía un 123% las personas a las que se les recetaban los nuevos medicamentos, se reducía un 25% aquellos pacientes que se sometían a un procedimiento quirúrgico bariátrico.

Los expertos consultados avanzan que, en una enfermedad tan intrincada como la obesidad, ninguna herramienta sobra, ni los fármacos, ni la cirugía. Pero la irrupción de los nuevos medicamentos ha obligado a repensar el encaje de las distintas estrategias disponibles en la atención a esta enfermedad crónica y fijar dónde quedan exactamente los límites y los tiempos de cada arma terapéutica. “No son dos tratamientos que compitan, sino que se complementan”, defiende José Balibrea, jefe de Cirugía Endocrino-Metabólica y Bariátrica del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona.

La cirugía bariátrica incluye todas esas técnicas quirúrgicas que alteran la anatomía gastrointestinal para reducir la ingesta y la absorción de los alimentos. Está indicada para los casos más severos de obesidad, esto es, pacientes con un índice de masa corporal por encima de 40 o mayor de 35 si hay patologías asociadas. El estudio de Jama Network Open admite que, por ahora, es “el tratamiento más eficaz y duradero para la obesidad”, pero la aparición de los nuevos fármacos y la tendencia a los medicamentos en detrimento de la cirugía abre un escenario lleno de incógnitas. Se desconoce si la tendencia observada se consolidará o cuáles serán los resultados a largo plazo de ese potencial giro asistencial.

Andreea Ciudin, jefa de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, admite que los agonistas de GLP-1 son una estrategia revolucionaria: “Por primera vez tenemos tratamientos basados en la fisiopatología de la obesidad”. Y se explica: “En una persona sin obesidad, cuando come, el intestino sintetiza un péptido cuya función, entre otras, es llegar al cerebro para dar la señal de que has comido y de saciedad. En la obesidad hay un desequilibrio en la regulación del apetito y en cómo funciona el metabolismo y una de las causas es que el cerebro no recibe bien esta información, sea porque el intestino no sintetiza bien esta molécula o porque no llega bien la señal al cerebro”. Lo que hacen los nuevos fármacos, comercializados bajo marcas como Ozempic, es imitar el papel de ese péptido para hacer llegar la información correcta de saciedad al cerebro.

Estos medicamentos se han convertido en una de las grandes promesas para combatir la enfermedad, pero todas las voces consultadas coinciden en que su irrupción no supone, al menos a corto y medio plazo, el fin de la cirugía bariátrica. De hecho, ninguno de los tratamientos disponibles, ni quirúrgicos ni farmacológicos, son curativos. La obesidad es crónica y el abordaje tendrá que seguir siendo multidisciplinar, avisa Albert Goday, jefe de sección de Endocrinología del Hospital del Mar: “El escenario no es que han llegado estos medicamentos, van a completar todo el mercado y la cirugía ya está desfasada. Este mensaje es absolutamente erróneo. Que tengamos opciones diferentes para una enfermedad crónica tan grave y tan heterogénea es muy positivo. Pero las 400 personas que tenemos en el hospital esperando para ser operadas no van a borrarse de la lista de espera porque haya un par de medicamentos muy efectivos”, advierte.

Albert Goday, jefe de sección de Endocrinología del Hospital del Mar de Barcelona.
Kike Rincón

La realidad es más compleja. Lo saben bien Antonio Fernández, de 36 años, y su pareja, Sara Gómez, de 34. Ambos se operaron hace cinco años. Él llegó a pesar 155 kilos. Ella, 118. No podían ni atarse los zapatos, cuentan. “Con esos kilos, eres una persona inútil. No te puedes mover, no puedes trabajar ni hacer vida normal. No te ves capaz de nada”, relata Fernández. Él fue el primero en entrar en la Unidad de Obesidad Grave del Mar y empezar a “cambiar el chip”. Porque no es solo una operación, adelanta: “El proceso más grande es reconocer que tienes una enfermedad y dejarte ayudar y aconsejar por los profesionales para aprender a comer y a vivir”.

Después de Fernández fue su mujer. Y tras ellos, varios miembros más de su familia con obesidad grave. Goday cuenta que la pareja fue un ejemplo para su entorno, tuvieron “capacidad de contagio positivo” y ayudaron a mejorar la salud de varios familiares: “De lo que más orgullosos nos sentimos es que hemos conseguido empoderarlos y ahora son conscientes de que viven con una enfermedad y tienen que contribuir para que no se desmadre. Ellos no son culpables de esta enfermedad”, subraya el médico.

El tratamiento más eficaz

A propósito de las esperanzas puestas en los agonistas de GLP-1, Goday resuelve sin titubeos: “Bienvenidos sean, pero no es el único pilar del tratamiento”.

La obesidad es mucho más enrevesada de lo que parece. Por los tipos y grados de la enfermedad, el acceso a los fármacos (no están financiados para esta enfermedad) y los resultados en salud. Anna Casajoana, especialista en cirugía bariátrica del Hospital del Mar, asegura que el porcentaje de peso que se logra bajar con los fármacos es inferior al que se consigue con la cirugía: “Ahora mismo, los fármacos que tenemos hoy en día, por mucho que estén mejorando, tienen una indicación cuando hay sobrepeso. No es un tratamiento para una enfermedad establecida con obesidad. ¿Que puede ser un puente para pacientes que no tienen clara la cirugía y quieren probar primero tratamiento farmacológico? Es una opción, pero a la que lo interrumpes, el paciente gana peso porque no hemos hecho otra intervención más allá, no ha habido intervención educacional de hábitos saludables. En un futuro, todos esperamos que el tratamiento de la obesidad no sea quirúrgico porque sabemos que la cirugía no es la solución mágica, pero hoy en día es el tratamiento más eficaz que tenemos”, defiende la cirujana.

Los agonistas de GLP-1 disponibles son todavía una primera generación y, a pesar de sus buenos resultados y de investigaciones en marcha para mejorar y optimizar todavía más su potencial, por lo pronto, los resultados en salud se muestran más favorables con la cirugía. Un estudio publicado en Nature Medicine concluyó, por ejemplo, que las intervenciones quirúrgicas se asociaban con una mayor reducción de la incidencia de insuficiencia cardíaca congestiva. “La cirugía genera una pérdida de peso significativamente mayor, mejora los problemas cardiovasculares y las enfermedades por hígado graso, y el control de la diabetes es similar. También aumenta significativamente la longevidad y reduce el riesgo de cáncer”, enumera Balibrea, que es también portavoz de la Asociación Española de Cirujanos.

Antonio Fernández muestra, en un momento de la entrevista, una imagen suya antes de someterse a una cirugía bariátrica para tratar su obesidad.Kike Rincón

Antonio Fernández muestra, en un momento de la entrevista, una imagen suya antes de someterse a una cirugía bariátrica para tratar su obesidad.
Kike Rincón

Por otra parte, ni los agonistas de GLP-1 ni la cirugía bariátrica están exentos de recaídas. Se pueden producir reganancias de peso tras ambas estrategias terapéuticas. Goday vuelve incidir en la importancia de un abordaje integral: “Tienes que hacer un replanteamiento de que tienes una enfermedad crónica. El medicamento, sin todo este contexto de empoderamiento de la persona, no va a funcionar. Y las operaciones tampoco son un tratamiento definitivo. Esta enfermedad está intentando ganarte la partida como sea y tu entorno, los precios de los alimentos y la publicidad están ayudando a ganarte la partida. Cada vez hay más herramientas, pero tenemos muchos enemigos en contra para que la enfermedad gane la batalla”.

En lo que coinciden todas las voces consultadas es que, en los casos más severos, se seguirá necesitando una intervención quirúrgica. “La cirugía bariátrica quedará para pacientes que, habiendo recibido tratamiento, no responden, que no consiguen el resultado adecuado o que no pueden pagarlo”, sintetiza Balibrea.

Sinergias entre fármacos y cirugía

En el nuevo escenario que se abre tras la aparición de las nuevas estrategias terapéuticas, también hay cabida para las sinergias. El cirujano del Germans Trias i Pujol apuesta a que estos fármacos pueden ayudar a disminuir las segundas cirugías ocasionadas por la ganancia de peso. “Tras la cirugía bariátrica, puedes añadir uno de estos fármacos para mantener la pérdida de peso o para bloquear la reganancia si se detecta precozmente”. También se podrían usar para bajar de peso antes de la cirugía.

Coincide Ciudin: “Hay que reescribir la historia. [Estas dos estrategias terapéuticas] no pueden ser excluyentes, pueden ir juntas. La cirugía bariátrica no va a desaparecer, tiene un lugar en la obesidad de grado muy severo, como se hacía al principio, cuando apareció. Pero todavía falta mucho por hacer, ver dónde quedan estos nuevos fármacos y si tienen un potencial similar a la cirugía bariátrica”.

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Análisis Noticiosos

Necesidad de nuevo objetivo de financiamiento climático para América Latina y el Caribe

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Los 20 países con mayores emisiones de la región reciben 19 veces más ingresos por la exportación de combustibles fósiles que por enfrentar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad

Por años el cambio climático ha representado una grave amenaza para América Latina y el Caribe. Sin embargo, los retos para atenderlo se han ido acrecentando con el tiempo. Pese a los intentos de varios países para hacerle frente, persisten desafíos para desacoplar sus economías de actividades contaminantes. Así, mientras algunos países profundizan su dependencia a los combustibles fósiles, otros sufren las consecuencias de los impactos negativos de la crisis climática.

De acuerdo con el Índice de Finanzas Sostenibles 2024 (IFS) del Grupo de Financiamiento Climático para Latinoamérica y el Caribe, existe una gran brecha entre los ingresos generados por actividades intensivas en carbono y aquellos destinados a combatir el cambio climático y a proteger la biodiversidad. En conjunto, los 20 países con mayores emisiones de la región reciben 19 veces más ingresos por actividades relacionadas con la exportación de combustibles fósiles que por temas asociados a la conservación de la naturaleza. Además, destinan 12 veces más recursos a proyectos para la producción de combustibles fósiles que a iniciativas que a las segundas dos iniciativas.

Este desequilibrio refleja la histórica dependencia de la región en sectores como la minería, el petróleo, el carbón y el gas, aunque también representa una oportunidad para reorientar los flujos financieros. Hay que reconocer que la transición a economías bajas en carbono no solo es una cuestión de mitigación del cambio climático, sino también de adaptación, de protección de la naturaleza y de competitividad económica a largo plazo.

A nivel nacional los países de América Latina y el Caribe deben acelerar su transición hacia finanzas más sostenibles. La dependencia económica de las actividades en carbono no solo ponen en riesgo el cumplimiento de los objetivos climáticos internacionales, sino que también exponen a la región a los devastadores impactos del cambio climático, como los desastres naturales y las migraciones forzadas.

El IFS 2024 subraya la urgencia de un cambio radical en la asignación de recursos. Actualmente, la mayoría de los países de la región destinan menos del 1% de sus presupuestos a proyectos que ayudarán a combatir el cambio climático y a proteger la biodiversidad. El Salvador es una de las pocas excepciones, destinando más del 3% de su presupuesto a iniciativas climáticas y sostenibles, pero muchos otros países permanecen rezagados, lo que limita su capacidad para adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático.

La tarea no es sólo de los países de la región. Es muy importante que a nivel internacional se tengan compromisos de financiamiento, como la creación de un nuevo objetivo colectivo cuantificable de financiamiento climático que ayude a los países a financiar acciones urgentes. Este, se ha repetido, no solo debe estar enfocado en la adaptación, sino darse mediante financiamiento público en forma de donaciones para evitar el aumento de los niveles de deuda de los países. Se trata de un nuevo objetivo que se aprobará en la COP29 que se desarrollará en Bakú y que será crítico para incentivar a los países de la región a avanzar hacia finanzas más sostenibles.

La nueva meta de financiamiento climático debe tomar en cuenta estas necesidades y prioridades de los países de la región, como del resto de los países en desarrollo. No debe ser solo un número, aunque sí debe considerar que las necesidades están valuadas en millones de millones de dólares, y ya no solo en miles de millones de dólares. Pero, además, se deben tomar en cuenta aspectos de carácter cualitativo, como mejorar el acceso a dicho financiamiento.

Si bien no hay ningún país que haya logrado armonizar sus finanzas para hacerlas completamente sostenibles, lo cierto es que hay países que han tenido que incrementar sus inversiones públicas en la atención de las pérdidas y los daños causados por el cambio climático, como ha sucedido en países de Centroamérica. Dos ejemplos son el ya citado caso de El Salvador, y el de Guatemala, que presenta una puntuación de 2,6 de 4 puntos en la clasificación de finanzas sostenibles. Esto se debe a que Guatemala ha asignado 35 veces más recursos a actividades que permitirán combatir el cambio climático que a actividades intensivas en carbono; y a que es un país que no depende de la industria fósil para alimentar su economía. No obstante, también presenta retos de acceso a financiamiento climático internacional.

Otros países como Honduras, Jamaica y Panamá también han logrado progresos en cuanto a su asignación de presupuesto público en materia de cambio climático. Esto no quiere decir que no enfrentan retos de acceso a financiamiento internacional, lo que también limita su capacidad de implementación de sus compromisos climáticos adquiridos a nivel internacional.

Brasil y México, las economías más grandes de la región, se encuentran en una posición crítica dentro del contexto de las finanzas sostenibles. Según el IFS 2024, ambos países han obtenido medias y bajas puntuaciones: Brasil, con 2,1 puntos, y México con 1,3 puntos. Estos resultados reflejan una disparidad entre sus ingresos y egresos por actividades intensivas en carbono y el financiamiento asociado a la atención del cambio climático.

En 2023, Brasil generó 33 veces más ingresos provenientes de actividades intensivas en carbono que por fuentes de financiamiento climático internacional, y destinó 1,5 veces más presupuesto a actividades contaminantes que a iniciativas sostenibles. México, por su parte, se enfrenta a una situación más compleja: generó 57 veces más ingresos por actividades intensivas en carbono, mientras que destinó 28 veces más recursos a sectores contaminantes que para atender el cambio climático.

A pesar de estos desafíos, tanto Brasil como México tienen la oportunidad de liderar un cambio crucial en la región. Debido a su peso económico y su influencia política, ambos países podrían movilizar capital de manera significativa hacia proyectos sostenibles, creando un efecto multiplicador que inspire a otras naciones de la región a seguir el mismo camino. Para lograrlo, es fundamental que alineen sus políticas fiscales con los compromisos climáticos internacionales. Esto implica incentivar el desarrollo de energías renovables y mejorar la eficiencia energética, al tiempo que desincentivan las actividades que perpetúan la emisión de contaminantes.

Los países de la región tienen una oportunidad única de liderar la transición global hacia la sostenibilidad, lo que implicará transformaciones nacionales y apoyo internacional. Por ello, el nuevo objetivo colectivo cuantificable de financiamiento es crítico para apoyar el aumento de la ambición de acciones climáticas, tanto de mitigación como de adaptación. Para la región es urgente que se apruebe este nuevo objetivo en la COP 29 y seguir impulsando las transformaciones necesarias a nivel nacional. No hay tiempo que perder. Sin meta no hay planeta.

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Los ahorros de los bolivianos podrían estar financiando la deforestación

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Un estudio revela que el 10,8% de las inversiones de los fondos de pensiones -2.500 millones de dólares- respaldan al sector de la soja, del azúcar y el ganadero a través de préstamos a bajo interés

Bogotá.-Cuando habla de deforestación en Bolivia, Matthew Hansen, científico y docente especializado en el mapeo del cambio de cobertura terrestre, define al país como “el lejano oeste” y los datos lo corroboran. Desde 2001 hasta 2022, Bolivia perdió 3,73 millones de hectáreas de bosque primario húmedo, lo que representa 51% de su pérdida total de cobertura arbórea. A pesar de que es uno de los países con mayor superficie de bosques primarios, también es el tercero de la región que más rápido la está perdiendo. Desde la pandemia, cada año ha ido rompiendo el lamentable récord del desmantelamiento. Y sólo en 2023, el país había perdido un 27% más de bosque que en 2022. La creciente presencia ganadera, los monocultivos y las políticas del Gobierno parecen subrayar lo que para muchos es ya una realidad: la deforestación vino para quedarse. Con todas estas cifras en mente, Stasiek Czaplicki Cabezas, periodista de datos y economista ambiental, se hizo una pregunta: ¿Quién financia esta devastación ambiental? Tres años de investigación después revelaron una parte de la respuesta: los ahorros de los bolivianos.

“Si América Latina fuera un salón de clase, los peores alumnos serían Bolivia y Brasil, la diferencia es que Brasil sí tiene políticas públicas. En Bolivia, el Gobierno está aprobando medidas que apoyan el sector agropecuario”, explica Czaplicki, el autor del estudio Las finanzas grises del agronegocio en Bolivia y su rol en la deforestación, realizado en colaboración con Alianza por la Solidaridad / Actionaid Bolivia y publicado a finales de agosto. Este informe revela que el 10,8% de las inversiones de los fondos de pensiones bolivianos, una suma de 2.569 millones de dólares, están financiando los sectores de la soja, el azúcar y la ganadería, los principales responsables de la deforestación en el país. Este monto equivale a casi el triple de la inversión realizada en 2024 a las universidades públicas del país.

Esta cifra, según cuenta el autor, es el resultado de una compleja red de inversiones directas e indirectas a través de la banca y fondos de inversión cerrados (FICs) que terminan financiando los principales sectores que generan la destrucción ecosistémica. “Estos préstamos que les dan no consideran el destino de esos fondos y sus implicaciones socio-ecológicas”, lamenta por teléfono.

Hace años que a Czaplicki le llamaban la atención las supuestas crisis del sector de la soja, así que decidió hacerle seguimiento a esas cuentas. “Hice lo que se conoce como ‘follow de money’ (seguir el dinero). Empecé a encontrar cosas sospechosas, pagos de impuestos muy bajos, utilidades casi inexistentes… ¿Entonces dónde está el negocio?”, se preguntó. “Me di cuenta de que hay dos mecanismos para hacer dinero en el agronegocio. El primero es la especulación comercial de la tierra en la que desmontas el terreno y lo revendes, pero no es tan común. Y la segunda, la especulación financiera. Tener tierras activas para conseguir préstamos. De ahí sale la principal ganancia del agro en Bolivia”.

En la última década, la participación de estos préstamos en la cartera bancaria nacional ha escalado del 11,7% al 18,2%, en un contexto donde el volumen total de créditos se ha cuadruplicado. Paralelamente, los fondos de pensiones han experimentado un crecimiento similar, con la obligación de invertir mayoritariamente en el sector formal boliviano, que representa apenas el 18% de la economía del país. “En otras palabras, a medida que los créditos bancarios e inversiones de los fondos de pensiones aumentaron, también creció la proporción y el volumen destinado al agronegocio”, dice.

Hay tres cosas que le preocupan seriamente al respecto. “Por un lado, lo ético. Ya que los fondos de pensión, siendo ahorros para el futuro, están siendo usados para destrozar los ecosistemas del futuro. Después, está el ámbito económico porque promueven la inequidad. Y por último, es que los fondos de pensiones sirven para alimentar la banca y el sector. Lo peor es que la gente ni lo imagina”, reconoce. De acuerdo con encuestas de WWF que coordinó el autor del estudio, entre el 45 y 55% de la poblacion entre los 18 y los 45 años de La Paz y Santa Cruz no concibe que la ganadería pueda generar deforestación.

Para Czaplicki, economista ambiental, otro de los puntos clave de la investigación es la concentración del capital. En el sector soyero, por ejemplo, sólo ocho empresas reciben el 63% de los créditos bancarios, mayoritariamente en pesos bolivianos y a tasas de interés anual máximas de 6% y, en general, mucho menores. “Esta concentración genera un endeudamiento cuestionable e incrementa el riesgo del sistema bancario y de nuestras pensiones”, critica.

Pese a estas facilidades de financiación, estos sectores son intervenidos y apoyados a menudo, según el estudio. El ejemplo más reciente fue la creación de un fondo público de unos 300 millones de dólares de apoyo a los productores de soja y palma a un 0,5% de interés anual. “Estas condiciones en comparación con las de los préstamos sociales son muy diferentes. Para la vivienda social, el interés anual está entre el 5,5 y el 6,5%”.

La deforestación no la generan (sólo) los incendios

El experto lamenta que siga existiendo una fuerte estigmatización alrededor de las comunidades indígenas y campesinas vinculada a la deforestación. Estas comunidades suelen usar quemas controladas para sus cosechas. Si bien algunas de ellas se han descontrolado y han causado daños en los ecosistemas, al ser estos muy visibles, la percepción boliviana es que son los principales responsables del desmantelamiento. Sin embargo, el 88% de la conversión de bosques es producto de una deforestación planificada y ejecutada, en gran medida, con maquinaria pesada, sin incendios.

Es por ello que el economista cree que hay que informar más y mejor a la población. “Como sociedad tenemos que exigir una mayor transparencia y empujar la desinversión de actividades de sectores extractivos de las pensiones”, dice. “El problema es que no hay muchos otros sectores donde invertir, tenemos que replantear el presente y el futuro. Estamos hipotecando nuestro futuro y el de las generaciones venideras”.

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