La administración Trump exige lo que no puede dar

Por Elba García

El gobierno de los Estados Unidos acaba de imponer sanciones mediante el congelamiento de una serie de cuentas bancarias de personas acusadas de corrupción, entre ellos Ángel Rondón Rijo, quien sufre prisión domiciliaria por ser parte de los que participaron en los sobornos promovidos por la empresa brasileña Odebrecht.

La medida tomada por la administración Trump no deja libre de culpa a su gobierno en una serie de hechos que lo comprometen muy seriamente con lo mal hecho y con la negación del proclamado respeto a la institucionalidad y los valores democráticos, cuyo ejemplo más reciente fue el apoyo al fraude electoral cometido en Honduras.

El presidente Trump es además un aliado irrenunciable de la discriminación racial y la persecución de las minorías.

De igual modo, el jefe de Estado es un aliado de personajes de la vida política norteamericana acusados cuando menos de acoso sexual e incluso él mismo ha sido indicado como afectado de esa aberración.

Este presidente de los Estados Unidos tampoco tiene moral para perseguir a aquellos responsables de corrupción, dado que un tribunal de los Estados Unidos obligó a Trump a devolver 25 millones de dólares a un grupo de estudiantes que fueron estafados en una universidad falsa, sin reconocimiento, creada por él.

De manera,  que el mandatario norteamericano no puede poner sanción a sus iguales en términos de ética y de moral.

Sin lugar a dudas, que Donald Trump es mucho más depredador y agresor de la moral, la ética, la institucionalidad y la democracia que el peor de los sancionados por su administración, cuya mayoría son latinoamericanos y africanos.

Lo triste de la historia es que ese personaje llamado Ángel Rondón Rijo ha cometido tantas travesuras que no hay forma de evitar que otro malo lo asuma como lo peor.

Quién se atreve a defender a un demonio como Rondón Rijo?

Es importante señalar que una maldad no justifica otra.

El hecho de que Donald Trump sea peor que el peor de los malos, no justifica a Rondón y al grupo de depredadores del patrimonio público de un país donde no cabe más pobreza e injusticias sociales.

Sólo justifica al peor de todos como lo es el hombre mas poderoso del mundo: Donald Trump, enemigo de la transparencia, la institucionalidad y en consecuencia de la democracia, los malos sentimientos de los nuestros que se roban lo que pertenece a todo un pueblo.