Nueva York.-El expresidente peruano Alejandro Toledo se declara inocente de los casos de corrupción abiertos contra él, y acusa de su situación a una conspiración política de sus rivales Keiko Fujimori y Alan García.
«Yo juro, juro, ante lo que más tengo… la riqueza de mi esposa y de mi familia, de Eliana y yo, es mi credibilidad internacional como académico», dice en una larga entrevista con Efe con la que ha puesto fin a su aislamiento mediático, y con la que trata de luchar contra lo que considera una «persecución política» de sus rivales.
Requerido por la justicia de su país y pendiente de que las autoridades estadounidenses respondan a una petición de extradición, Toledo asegura una y otra vez que nunca en su vida hizo «algo ilícito» que le permitiera «tener dinero» como para «no preocuparse» por su futuro.
Las sospechas contra el exmandatario, que gobernó Perú entre 2001 y 2006, surgieron en febrero a raíz del testimonio de quien fuera representante de la constructora brasileña Odebrecht en Lima, Jorge Barata, que después de ser detenido reveló una larga serie de sobornos durante varias presidencias por unos 29 millones de dólares, 20 de los cuales ha atribuido a Toledo.
«Yo le puedo decir, por el nombre de la persona que más amo, que está arriba en el cielo y es mi madre: ¡Nunca! ¡Que el Sr. Barata venga a Lima o a EE.UU. y diga (..) cómo, cuándo, en qué cuenta (hizo los depósitos)…», defiende.
Después de varios meses en Stanford, donde reside desde septiembre pasado, Toledo, de 71 años, visitó esta semana Nueva York para dar una conferencia en un foro paralelo a otro de Naciones Unidas.
Preguntado por Efe sobre por qué habría Barata de atribuirle a él precisamente esa acusación, apunta que éste se ha convertido en «colaborador eficaz» y con ello busca eludir una mayor pena de cárcel.
Toledo supuestamente recibió el dinero por la adjudicación de los tramos 2 y 3 de la Interoceánica sur, y si bien reconoce que la «criatura» es de su gobierno, agrega que por obstáculos burocráticos regionales y nacionales apenas alcanzó a inaugurar «un puente simbólico chiquito entre Asís e Inambari».
La implementación recayó en el siguiente presidente, Alan García, dirigente del partido aprista y durante cuyo gobierno -aduce- el proyecto saltó de un coste inicial de 850 millones a más de 4.000 millones.
Por ello, García es ahora epicentro, junto con la líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, de sus acusaciones de conspiración.
«El Sr. Alan García siempre ha tenido un enorme control del poder judicial», argumenta, a lo que suma una alianza con los fujimoristas, mayoritarios en el Congreso.
«Me odia a muerte», proclama Toledo sobre Fujimori, porque «bajamos al papá»(Alberto Fujimori) en 2000 y después «truncamos que fuese presidenta» en las presidenciales de 2011 y 2016, al haber apoyado en la segunda vuelta de los comicios a sus rivales Ollanta Humala y Pablo Kuczynski.
Y declara que: «Hoy día soy un perseguido político y me quieren desaparecer del cuadro para que no impida la próxima elección de Fujimori».
De su ex primer ministro y ahora presidente, Kuczynski, advierte que está «arrinconado» por la dirigente de Fuerza Popular y que el país es gobernado «a través del chantaje» por quien «tiene mayoría en el Congreso (Fuerza Popular)».
«Hoy en día, Perú corre el riesgo de que si siguen presionándolo, y el presidente no reacciona, va a quedar muy mal en la historia. La democracia se va a debilitar y todo lo que hicimos -los heridos y los muertos- puede resultar en vano y volver a retomar la dictadura del fujimorismo en complicidad», indica.
Recurrente en su demanda de que Barata revele «dónde, cómo, y cuándo» le dio el dinero, adelanta en la entrevista su intención de demandarle 200 millones de dólares, pleito que de ganar -afirma- repartirá entre proyectos educativos para zonas rurales.
«El Sr. Barata lo va a tener que pagar muy caro(..) ¡Que para reducir sus años de condena diga que entregó al presidente Toledo 20 millones de dólares… ¡No lo permito! Y quiero ser enfático en decir que: ¡Nunca en mi vida (ocurrió eso)!», reitera notoriamente indignado.
Relacionada con el caso Odebrecht tiene otra causa abierta por presunto lavado de activos en adquisición inmobiliaria a través de la firma Ecoteva, una investigación más antigua en la que aparece también su íntimo amigo y empresario peruano-israelí Yosef Maiman.
«El Sr. Maiman ha ido al Congreso de la República, a la Fiscalía de la nación, al juez… y les ha dicho que las inversiones que ha hecho en la compra de una casa y de una oficina es su dinero. Consta en los documentos oficiales de la Fiscalía, del juez y del Congreso», defiende el líder de Perú Posible.
Y argumenta que a él, Maimán sólo le ayudó con dos «préstamos» de 300.000 dólares para liquidar su hipoteca de la casa de Lima y otros 275.000 para «la otra casa chica (que tenemos) en el norte», y así dejar de afrontar tipos de interés del orden del 11%.
Acompañado en la entrevista por su esposa Eliane, Toledo ha presentado dos habeas corpus que la justicia peruana ha rechazado, pero niega rotundamente ser un «fugitivo».
«Recibí la noticia de que el juez Hamilton Castro decidía una orden de prisión preventiva estando en Stanford y por los periódicos (..) Yo no me he fugado de mi país. Estaba aquí (en EE.UU.) trabajando», explica.
Pero por ahora no tiene intención de regresar a su país para afrontar a la justicia.
«¡A mí no me quieren juzgar, me quieren colgar! (..) ¿Ud quiere que yo regrese a la prisión sin ser escuchado ni notificado? ¿A dónde está el debido proceso? (..) ¿Que yo regrese a la cárcel (..) para que comience un juicio sobre lo que ha dicho Barata? ¿Quiere Ud que quede yo 30 años en la cárcel?», pregunta abiertamente.
Y muestra su disposición a «colaborar con la justicia» únicamente si se designa un «juez natural (supremo)» -«no de primera instancia que se presta a muchas cosas (presiones políticas)»- para que quede a cargo del caso, así como que le concedan «libertad para entrar y salir» mientras no haya una condena.