Tribunal Constitucional a la vanguardia del rescate de institucionalidad y estado derecho.

Por Elba García

En derecho constitucional ha sacado la cara por lo que parece ser el total rescabrajamiento del sistema de justicia, particularmente de la Suprema Corte de Justicia y el Ministerio Público, ambos sumergidos en un nivel de descrédito que muy difícilmente puedan recuperarse a menos que se produzca una profunda reestructuración de ambos órganos.

El Tribunal Constitucional ha mostrado en sus ultimas sentencias que se ha convertido en una especie de salvador de la poca  credibilidad que le queda al Estado, todo como consecuencia del manejo dado por los partidos políticos al sistema de justicia del país.

La Suprema Corte de Justicia, que, por ser el tribunal más importante, ha sido la más impactada por las ambiciones de los políticos para promover impunidad para su gente, lo cual ha provocado una especie de generalización de la corrupción y las cosas mal hechas, al margen de la ley.

El Gobierno de Leonel Fernández procuró colocar a un presidente de la Suprema Corte de Justicia a fin con sus intereses políticos y en consecuencia permitió que muchos de sus funcionarios que acumularon grandes fortunas a través de la sustracción de fondos públicos fueran favorecidos con decisiones que enviaban a archivo definitivo los casos en que estaban involucrados.

Esa situación no dejó muy bien parado a Mariano Germán, miembro de una familia de activistas peledeístas, pero éste no fue reemplazado del puesto hasta que Danilo Medina decidió colocar a uno de los suyos al frente del más alto tribunal del país.

El favorecido es otro miembro del Comité Central del PLD, Luis Henry Molina, cuya escogencia sorprendió a todo el mundo por sus vínculos con el Gobierno, produciéndose el primer problema con el juicio de fondo del caso Odebrecht, ya que ha sido acusado de dirigir en el año 2016 la campaña a la reelección del senador Tommy Galán.

Galán es la causa que genera que el proceso en contra de los imputados de haber sido sobornados por la multinacional de la construcción sea ventilado en una jurisdicción especial o privilegiada, ya que es senador de la República por la provincia de San Cristóbal.

La no inhibición del presidente de la Suprema, ha revelado que el pleno del alto tribunal no respeta sus propias reglas, dado que permitió que para rechazar la recusación   otros jueces que también estaban en la misma condición deliberaran cuando la ley no lo permite

Sin embargo, pese a las evidencias, el presidente de la SCJ se negó a inhibirse frente a los vínculos que lo unen al legislador en contra de quien se han presentado una serie de evidencias de que fue sobornado por Odebrecht.

De igual modo, el Ministerio Público en un nivel de descrédito que raya en lo peor, sobre todo porque lo ha planteado La República, que ese órgano del Estado tiene un problema de ineptitud, negligencia y complicidad que lo convierte en inoperante.

En realidad, no hay forma de que el Ministerio Público por su incapacidad y sus altos niveles de complicidad pueda cumplir con su rol de perseguir el delito y el crimen en la República Dominicana.

Sin embargo, el Tribunal Constitucional ha sido como la tabla de salvación de la sociedad dominicana, no porque se vea así por una simple y manoseada percepción, sino porque sus sentencias hablan por sí solas.

En los últimos meses el Tribunal Constitucional ha evacuado una serie de sentencias que fortalecen la libertad de expresión y difusión del pensamiento, los derechos fundamentales de los ciudadanos y lo mismo ha ocurrido en lo que respecta al ámbito electoral.

Por sus decisiones en el caso del Tribunal Constitucional se impone que se recurra a la expresión que dice por sus hechos lo conoceréis, ya que las sentencias de esta alta corte la ubican como un supra tribunal que administra justicia para bien de la institucionalidad, los derechos fundamentales de los ciudadanos y el estado de derecho en sentido general.