Las oberturas van desde invitaciones a cenar hasta amenazas de guerra atómica.
Primero fue una hamburguesa; ahora es “fuego y furia como el mundo nunca ha visto”.
Las oberturas de Donald Trump hacia su contraparte de Corea del Norte van desde una invitación a una cena de comida rápida a amenazas de guerra atómica en poco más de un año.
La retórica del presidente estadounidense es parte de una estrategia oscilante de ‘intentarlo todo’ en un esfuerzo por llevar a Corea del Norte a la mesa de negociaciones y convencer al gobierno a renunciar a su programa de misiles nucleares que avanza rápidamente.
Corea del Norte y EEUU están intercambiando amenazas cada vez más incendiarias. Corea del Norte, un estado autocrático, cuya ambición nuclear está consagrada en su constitución, dijo el martes que estaba considerando atacar Guam, un pequeño territorio insular estadounidense al sur de Japón, después de los improperios de “fuego y furia” del Sr. Trump. Quizás peor, el Sr. Trump puede haber dibujado una línea roja que tal vez lo obligue a actuar si Pyongyang no le presta atención a su advertencia, después de comprometerse a responder a “cualquier otra amenaza” de Corea del Norte.
Ha aumentado la presión después de los informes de que Pyongyang había superado uno de los últimos retos tecnológicos en el diseño de misiles nucleares al miniaturizar una ojiva atómica. El avance se produce después de un número sin precedentes de pruebas y crecimiento en el alcance de los misiles en los dos últimos años.
A pesar de los esfuerzos para hacerla retroceder, el mes pasado Corea del Norte probó sus dos primeros misiles balísticos intercontinentales. Los estrategas militares ya asumen que Corea del Norte podría alcanzar EEUU, a pesar de que la opinión consensuada es que todavía no puede ensamblar todo para producir un complejo misil de largo alcance.
Aquellos que están familiarizados con el tema dicen que el Sr. Trump, quien hace tres meses dijo que se sentiría “honrado” de reunirse con Kim Jong-Un, el líder supremo, está indeciso con respecto a los distintos consejos.
“Hay un grupo que cree que deberíamos empujar muy duro, hasta el punto de lanzar un ataque preventivo”, dijo una persona familiarizada con el asunto, quien afirmó que el segundo grupo prefiere proseguir las negociaciones, hasta ahora sin éxito.
“El primer grupo va a ganar el argumento por defecto, salvo que el segundo grupo pueda llegar a la oficina de Trump y demostrar que tiene algo sustancial”, dijo la persona.
“Nadie en la administración, incluyendo Trump, se preocupa por el cambio de régimen. Todo lo que les importa es la eliminación de la amenaza militar para EEUU”, añadió esta persona. “Ésta es una tremenda oportunidad para los norcoreanos”.
EEUU ha pasado meses intentando reunir una coalición internacional para ejercer “presión pacífica” sobre Corea del Norte, tratando de aislar al país políticamente y económicamente mientras espera convencer al Sr. Kim de que él y su régimen paranoico pueden salir ilesos si se comprometen a la desnuclearización. El pasado fin de semana, EEUU encabezó un esfuerzo exitoso de la ONU — para el cual obtuvo el apoyo ruso y chino a pesar de las difíciles relaciones con ambos países — para aprobar las sanciones económicas más fuertes hasta el momento que imponen una prohibición de la ONU sobre exportaciones clave y privan a Corea del Norte de un tercio de sus ingresos.
Un diplomático experto en Corea del Norte dijo que el país se había sentado a la mesa de negociaciones en el pasado sólo cuando enfrentó lo que consideró riesgos existenciales suficientemente serios, citando las anteriores rondas de negociaciones después de momentos de alta tensión.
El Sr. Kim mantiene mucho de su material nuclear en profundos escondites en montañas y su grandes arsenales convencionales, nucleares y bioquímicos podrían causar estragos entre la población de 10 millones de personas de Seúl, capital de Corea del Sur, que se encuentra a sólo 50 kilómetros al sur de la frontera.
Los militares han actualizado los complejos planes de guerra de EEUU cada año desde el final de la guerra de Corea en 1953, aunque Jim Mattis, el secretario de defensa, está entre los más altos funcionarios que argumentan que la guerra sería “catastrófica” y ha llamado a la “moderación” en repetidas ocasiones.
Pero aunque una gran guerra posiblemente produciría millones de víctimas, el Sr. Mattis ha dicho que EEUU podría enfrentar cualquier amenaza con “fuerza eficaz y abrumadora”.
“Tenemos la capacidad para contrarrestar cualquier amenaza de Corea del Norte”, dijo el martes un funcionario del Pentágono. “Nuestro compromiso con la defensa de nuestros aliados, la República de Corea y Japón sigue siendo férreo”.
Rex Tillerson, secretario de Estado de EEUU, ha estado en Asia tratando de reunir apoyo regional para el enfoque estadounidense, mientras afirma que se niega a “negociar su camino hacia la mesa de negociación”. Pero le ha reiterado al Sr. Kim que él y su régimen no están en riesgo y ha dicho que Washington considerará las conversaciones siempre y cuando Pyongyang detenga sus lanzamientos de misiles, lo que sugiere que EEUU considera ese resultado “como la mejor señal que Corea del Norte podría darle a EEUU”.
Los funcionarios de inteligencia a menudo describen al líder de Corea del Norte como un actor racional, quien calcula que aunque su programa nuclear ha reforzado su liderazgo, también sabe que detonar una bomba sería “un momento que acabaría con el régimen”, porque EEUU rápidamente destruiría los objetivos.
Pero Mike Pompeo, jefe de la Agencia Central de Inteligencia quien dice que el Sr. Trump le pregunta a diario acerca del país aspirante a potencia nuclear, pareció adoptar una línea más dura cuando dijo el mes pasado que sería bueno “separar” el régimen de las personas.
Incluso Nikki Haley, embajadora de EEUU ante la ONU, en ocasiones ha sugerido que EEUU estaba agotando sus opciones diplomáticas.
“Los norcoreanos deben darse cuenta de que si no le dan al segundo grupo algunas municiones — alguna indicación de que hay una ruta hacia las conversaciones sinceras y efectivas que aborden las preocupaciones estadounidenses — el primer grupo va a ganar y habrá un baño de sangre”, dijo la persona familiarizada con el asunto. “Les toca a ellos decidir”.
Por Katrina Manson (c) 2017 The Financial Times Ltd. All rights reserved