AFP
WASHINGTON. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se dio el jueves un 10 sobre 10 por su respuesta en Puerto Rico, donde un mes después del azote del huracán María el 80% sigue sin electricidad y su gobernador advirtió que falta mucho por delante.
El mandatario, muy cuestionado por su atención a la catástrofe en ese territorio estadounidense en el Caribe, se reunió en la Oficina Oval con el gobernador Ricardo Roselló, ante quien defendió la gestión del gobierno federal.
“Les hemos dado tanta ayuda, tan rápido. En realidad estábamos allí antes de que golpeara la tormenta”, dijo Trump, en declaraciones a periodistas.
Preguntado sobre cómo calificaría la respuesta de su administración en una escala de 10, Trump respondió: “Nos doy un 10”.
“Hemos hecho un gran trabajo”, agregó.
Más de 20.000 funcionarios federales y militares trabajan en la recuperación de Puerto Rico, según datos oficiales, pero la situación está lejos de normalizarse.
María arrasó la isla el 20 de septiembre como un huracán de categoría 5, la máxima por la intensidad de sus vientos, destruyendo desde su sistema de energía eléctrica y telecomunicaciones, hasta carreteras y puentes, y dejando casi sin agua potable a sus 3,4 millones de habitantes.
Hoy el 80% sigue sin electricidad, solo 65% tiene acceso al agua potable, funcionan con generador el 58% de las plantas de aguas residuales y menos del 8% de las carreteras están abiertas, según la Agencia federal para la Gestión de Emergencias (FEMA).
“Aún hay áreas donde no hay manera de llegar excepto en helicóptero”, reconoció Trump, antes de reiterar que el trabajo de los socorristas ha sido “increíble”.
“Mucho por hacer”
Roselló, que viajó a Washington para dar seguimiento a la asignación de fondos que Puerto Rico necesita, no aventuró ninguna calificación cuando el propio Trump le preguntó sobre la respuesta gubernamental.
Agradeció la ayuda a pesar de las limitaciones logísticas y dijo que el presidente había cumplido con sus peticiones, pero insistió en que se necesita hacer mucho más para evitar una crisis humanitaria mayor en la isla.
“La realidad es que todavía tenemos que hacer mucho más por la gente de Puerto Rico y por eso estamos reunidos aquí”, subrayó, apelando al “compromiso” de Trump con los “ciudadanos de Puerto Rico” y pidiendo un “trato igual” al de otros estadounidenses afectados por desastres naturales, como Texas y Florida.
Roselló confió en tener 30% del sistema eléctrico funcionando para fin de octubre y el 50% para mediados de noviembre.
“Los ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico pueden salir de esta catástrofe más fuertes que nunca”, dijo, pero recordó que, sin esperanza, huirán masivamente a otros puntos de Estados Unidos.
“Lo que va a mantener a la gente allí y hacer que esto funcione es saber que tenemos el respaldo de la Casa Blanca y del Congreso”, dijo, instando a contar con “los recursos apropiados”.
Puerto Rico lidia además con una colosal deuda de 73.000 millones de dólares, que lo llevó a declararse en bancarrota en mayo.
“Combinación” de recursos
Trump advirtió días atrás que la ayuda federal para Puerto Rico no sería eterna, pero el jueves indicó que se podría encontrar una “combinación” de subvenciones y préstamos para reconstruir la isla, en particular la red eléctrica, la cual, recordó, estaba en mal estado antes del pasaje de María.
“El Congreso está trabajando en un plan”, dijo.
Tras visitar la isla a principios de octubre, el presidente había pedido al Congreso que liberara un paquete de ayuda de 29.000 millones de dólares para Puerto Rico, de los cuales 16.000 millones eran para borrar una parte de la enorme deuda.
El Senado considera un paquete de ayuda de 36.500 millones de dólares para comunidades afectadas por desastres naturales, aprobado la semana pasada por la Cámara.
Para Puerto Rico, estas medidas incluyen 4.900 millones de dólares para dar liquidez a través de préstamos por desastres, los Community Disaster Loans; además de 1.200 millones de dólares para el Programa de Asistencia Nutricional (PAN).