EFE
WASHINGTON. El presidente de EE.UU., Donald Trump, zanjó ayer un misterio que él mismo había creado al admitir que no tiene cintas ni grabó sus conversaciones con el exdirector del FBI James Comey, sin descartar que existan esas grabaciones, y expresó dudas sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016.
“Con toda la vigilancia electrónica, interceptaciones, desenmascaramiento y filtración ilegal de información recientemente reportados, no tengo ni idea de si hay ‘cintas’ o grabaciones de mis conversaciones con James Comey, pero yo no hice, y no tengo, ningún tipo de grabaciones”, declaró Trump en su cuenta de Twitter.
Varios comités del Congreso estadounidense habían solicitado que, si existen cintas o grabaciones de las conversaciones entre Trump y
Comey, fueran entregadas antes de este viernes, 23 de junio, para que puedan formar parte de la investigación sobre la presunta injerencia rusa en los comicios de noviembre.
La Casa Blanca ya había adelantado en los últimos días que Trump despejaría las dudas sobre las cintas esta semana.
Fue el propio Trump quien insinuó hace semanas la posibilidad de la existencia de grabaciones de sus conversaciones con Comey, quien dirigía el FBI hasta que el mandatario decidió despedirlo de manera fulminante a comienzos de mayo.
El 12 de mayo, tres días después del despido de Comey, Trump lanzó en su Twitter un comentario interpretado enseguida como una velada amenaza: “Más le vale que no haya ‘cintas’ de nuestras conversaciones antes de que él empiece a filtrar a la prensa”.
Después, durante semanas y a pesar de la presión e insistencia de los periodistas, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, y otros altos funcionarios rechazaron de manera reiterada aclarar los comentarios de Trump y si el presidente graba las conversaciones privadas que mantiene en el Despacho Oval.
Del mismo modo, al ser preguntado en una conferencia de prensa a comienzos de junio, Trump se fue por las ramas y únicamente prometió desvelar el misterio de las cintas en breve, al anticipar a los periodistas que iban a quedar “muy decepcionados” cuando escucharan la respuesta.
Tras el tuit de hoy de Trump, la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo en un encuentro sin cámaras con la prensa que no tiene “nada que añadir” y que desconoce si el presidente cree que está siendo grabado o vigilado en la Casa Blanca.
Durante su comparecencia a comienzos de este mes ante el comité de Inteligencia del Senado, Comey se mostró deseoso de que Trump confirmara la existencia de grabaciones de sus encuentros privados y exclamó: “Dios mío, espero que haya cintas”.
Comey tomó nota de las conversaciones que mantuvo con Trump mientras era el jefe del FBI y, en ese testimonio ante el Senado, declaró que el presidente lo presionó para “despejar la nube” que le causaba la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de noviembre y los posibles contactos entre su campaña y el Kremlin.
Ayer mismo, también vía Twitter, Trump cuestionó las decisiones que tomó su antecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, para frenar los ataques rusos destinados supuestamente a influir en las elecciones de 2016, una trama que consideró, además, un mero “engaño de los demócratas” para justificar su derrota.
El exsecretario de Seguridad Nacional Jeh Johnson “es el último alto funcionario de inteligencia en declarar que no hubo un gran plan entre Trump y Rusia”, tuiteó el presidente.
Trump se refirió así al testimonio de Johnson de este miércoles ante el Congreso, donde no negó ni confirmó una coordinación entre la campaña del magnate y la inteligencia rusa para influir en los comicios de 2016 y facilitar una derrota de la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton.
“Por cierto, si Rusia estaba trabajando tan duro en las elecciones de 2016, todo ocurrió entonces durante el Gobierno de Obama. ¿Por qué no los detuvieron?”, preguntó Trump.
El portavoz de la Casa Blanca ya dejó perplejos el martes a los periodistas al afirmar que no sabe si Trump cree que hubo injerencia rusa en las elecciones porque, según argumentó, no ha hablado con el presidente “específicamente” del tema.
La investigación sobre la supuesta interferencia y la posible coordinación entre la campaña de Trump y el Kremlin está ahora en manos de un fiscal especial, el exdirector del FBI Robert Mueller.