El último debate oficial fue organizado por la Universidad de Panamá y autorizado por el Tribunal Electoral.
El último debate presidencial en Panamá no estuvo exento de ataques personales y exasperación mientras los siete candidatos elevaban sus propuestas de la lucha contra la delincuencia y la corrupción, así como la mejora de la educación y de la producción nacional.
El pacto preestablecido se rompió cuando dos de los candidatos independientes, que nunca han logrado aparecer en las encuestas, atacaron personalmente a Juan Carlos Valera, además de su comportamiento irregular en el curso de la campaña.
Por esta razón, los moderadores tuvieron que intervenir para que los independientes Gerardo Barroso y Esteban Rodríguez respetaran lo establecido y no se les retirara el micrófono.
Los demás candidatos, Juan Carlos Navarro (Revolucionario Democrático), José Domingo Arias (Cambio Democrático), Genaro López (Frente Amplio) y Juan Jované (independientes), se centraron en los cuatro temas debatidos: soberanía alimentaria, seguridad social, institucionalidad y educación.
En cuanto a la alimentación las propuestas no variaron mucho, mientras que Rodriguez prometió dos años de insumos gratuitos a productores, Navarro dotarlos de herramientas para que produzcan más, López eliminar los tratados de libre comercio y Arias, por el contrario, reforzarlos.
Por su parte, Jované abogó por aplicar una política agrícola que responda a los intereses del país, los del productor y el consumidor y extenderla a toda la cadena, desde los insumos hasta el crédito y la comercialización, mientras que Varela insistió en enfrentar la especulación y el control de precios de emergencia.
En cuanto a la seguridad social las propuestas rondaron sobre insuficiencias de la policía, causas de la delincuencia como educación, salud, pobreza, y la nota fuerte la pusieron Jované y López al referirse a delincuentes de cuello blanco sin castigo y más o menos se repitió lo mismo en el caso de la corrupción.
Respecto a la institucionalidad, los candidatos fueron unánimes en la necesidad de separar los poderes muy comprometidos con el gobierno actual, y en educación la mayoría estimó que es un desastre y hay que mejorarla.