Punta Cana.-La noticia del día en Panamá fue ayer el allanamiento de las oficinas de Mossack Fonseca en busca de pruebas. La Fiscalía Segunda contra la Delincuencia Organizada y la Unidad Especializada en Delitos de Blanqueo de Capitales y Financiamiento de Terrorismo requisó las oficinas de la firma que el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación ha puesto en el centro de la controversia mundial.
La Prensa, el diario de ese país, que participó junto a medios de todo el mundo en la investigación, continúa las revelaciones del dossier mundialmente conocido como Panama Papers (Papeles de Panamá).
Su directora, Lourdes de Obaldía, estuvo en República Dominicana durante la reunión de medio año de la Sociedad Interamericana de Prensa, y LISTÍN DIARIO aprovechó para conversar con ella sobre el proceso investigativo que culminó con la publicación de la mayor filtración de la historia y un escándalo mundial que, en el caso de La Prensa, le ha expuesto a acusaciones de traición a la patria.
“Para nosotros ha sido muy duro, por ser el medio del país que está en el ojo de la tormenta. Hemos sido acusados de no querer al país, de ser traidores, hay campañas contra nosotros, movimientos contra el diario, pero cuando uno deja de mirar el árbol y ve el bosque se da cuenta de que el tiempo nos va a dar la razón, y que Panamá va a salir de esto con muchos rasguños, pero fortalecido”.
No es la primera vez que el diario se adentra en investigaciones transnacionales, pero el impacto ha superado las expectativas.
El primer paso de De Obaldía, como cabeza del diario La Prensa, fue evaluar los riesgos legales que implicaba para el único medio panameño desentrañar los 11.5 millones de documentos de los Papeles de Panamá, siendo Mossack Fonseca una empresa local. “Luego de revisar jurisprudencia internacional, el delito no lo comete el medio, ni el periodista, lo comete la fuente. Y hasta ahora, la fuente es anónima, incluso para el diario alemán”.
¿Cómo certificar la validez de una información cuya fuente se desconoce? Para De Obaldía, que Mossack Fonseca no haya negado nada de lo publicado es la mejor prueba de la veracidad del contenido. “Todos los medios debían entrevistar primero a los implicados, esa era parte de las reglas” y, si las denuncias que planteaban los documentos filtrados no eran verificables, todo el proceso se caía, abundó la periodista. “Como cualquier noticia, es el mismo proceso. Fue muy riguroso”.
Procesar 11.5 millones de documentos
Para navegar en el mar de datos, explica Lourdes de Obaldía, “se desarrolló un software para hacer la búsqueda más amigable, y otro software que era una suerte de Facebook en donde, a medida que uno encontraba información y la comprobaba, la compartía con todos. Todas las comunicaciones fueron a través de un sistema de correos encriptados”.
La colaboración entre periodistas se extendió a compartir datos obtenidos en investigaciones previas, a confirmar datos que salían de las fronteras locales. “Se creó una solidaridad muy grande”, dijo De Obaldía, algo que contraviene el instinto de celo por la exclusiva propio de los periodistas.
“Esto ha creado mucha controversia, el hecho de que todo se lanzara un mismo día y a la misma hora. La firma (Mossack Fonseca) quiso hacer ver que se atentaba contra el país, con gobiernos detrás, pero se hizo así precisamente por ese celo periodístico de que nadie se le adelantara en primicia a nadie. La Prensa decidió salir más tarde, para evitar ser señalados como instigadores de un movimiento contra Panamá, explicó su directora.
¿Es delito tener una sociedad “offshore”? ¿Cuál es el problema en los Papeles de Panamá?
La pregunta es muy válida. Lo que se está denunciando es si es malo tener una sociedad “offshore”. Tener una no es un delito. Pero si tú la utilizas para, por ejemplo, evadir impuestos, o crear estructuras para lavar dinero… eso es lo que estamos investigando.
¿Qué significan los Papeles de Panamá para el periodismo?
Ayudan a entender la responsabilidad que tenemos ante nuestros países. Hay información muy delicada que no será pública porque no tiene interés general. Tener ese criterio va a demostrar que el periodismo es una profesión necesaria, una herramienta fundamental para la democracia, pero que tiene que ser bien manejada.
¿Cómo convertir un tema tan árido en uno de agenda, imprescindible?
El criterio básico era qué de esto es de interés público, general. Y ahí es donde empiezas a buscar funcionarios, que están dando un discurso de transparencia y encuentras evasión, corrupción… Ya ves lo que pasó en Islandia.
En América Latina uno ve la dimisión del primer ministro de Islandia por su vinculación y la de su esposa a una offshore acreedora de deuda de la banca de ese país, y se pregunta si en nuestra región habrá algún día consecuencias tan fuertes…
Puedo hablar por Panamá, y no lo veo cercano. En Panamá hay mucha complacencia y mucho mirar hacia un lado. Somos casi cuatro millones de habitantes y todo el mundo se conoce. Hemos mejorado mucho pero no hemos llegado al nivel de exigir como sociedad.
¿Cuáles son los saberes que nos están faltando a los periodistas para manejar este tipo de temas?
Una de las cosas que más me preocupa en el periodismo es que, cada vez, con todas estas herramientas tecnológicas, el tema de la primicia está sobrepasando a la precisión, y eso es grave. La ciudadanía nos mira con ansias de una información veraz. Muchas veces eso se cae por salir antes que nuestra competencia, y eso es grave. Si no está confirmado, no publico.
Se habla mucho de los altos costos del periodismo de investigación. ¿Cómo se sustenta un trabajo como este?
Ay, sí… es muy costoso. Más allá del costo fue el apoyo del equipo de la redacción. Desde septiembre estas personas, tres de ellos se dedicaron solo a esto. Y los demás (otros cuatro) no sabían lo que estaban haciendo hasta que se publicó. La redacción entera ignoraba de qué se trataba. Yo incluso tuve que inhibirme en el caso de una persona cercana a mí… me enteré cuando salió publicado.
¿Cómo lograron tanta discreción entre casi 400 periodistas?
Todos estábamos muy conscientes de que era una información muy delicada la que estábamos manejando. Yo tuve mis dudas, ese pánico porque estábamos en Panamá, y la protección de mi equipo, era esencial. Eso te dice que hay mucho profesionalismo en el ejercicio.
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